El otro día pasé por delante de un supermercado y me llamó mucho la atención la cantidad de gente que había esperando en la puerta. ¿Por qué? Para rebuscar entre los cubos de basura un poco de comida, la cual con suerte no estará en tan mal estado. Esta realidad no es nueva, no os descubro América con mis palabras, pero lo que de verdad me llamó la atención y con lo que de verdad se me cayó el alma fue con que no todos eran vagabundos y sin techo que quizá por su mala suerte o por sus malos vicios hayan acabado allí, sino que había gente de a pie, gente coloquial, gente con la que yo llevo toda la vida conviviendo, gente que podrían ser mis vecinos, o los tuyos...
Imagina a tu vecina del tercero, con sus rulos y sus zapatillas de felpa, rebuscando en un cubo de basura, o al padre de un compañero de clase, peleándose por una caja de carne mohosa... Son realidades que duelen y que no están tan lejos de nosotros. Las crisis son incontrolables, inevitables, pero... ¿previsibles? La previsión es una cualidad que nos otorga lo cíclico y puede dar paso a una preparación,un refuerzo a los elementos más vulnerables en una sociedad ante cualquier holocausto económico, algo que al parecere en este país, ni los de rojo ni los de azul, saben hacer.
"Nunca te fíes de las cosas que no puedes controlar" me susurrabas al oído mientras dibujabas en mi espalda. Y yo afirmé sonriendo y dejándome llevar por las sensaciones.