viernes, 23 de diciembre de 2011

Ésta será nuestra historia

El mundo se debe de estar acabando porque se está descontrolando. Las personas cambian, las tendencias se renuevan y todo lo que creías normal y familiar ahora te es ajeno y extraño.
Quizá tu y yo no sepamos evolucionar, nos hemos quedado atascados en nuestro eterno presente atemporal. Esa espiral de tú y yo y de yo y tú que rellena esos huecos que en algún momento alguien ha dejado vacío.
Y si le soy sincero al mundo, para qué más...

sábado, 17 de diciembre de 2011

Caducidad

Una pena ser tan joven y tener que mirar al pasado para ser consciente de que viendo el presente, no hay futuro para nosotros.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Me gustan las noches.

La verdad es que es uno de mis momentos favoritos del día. ¿Por qué? No lo sé.
Creo que es el único momento en el que puedes pararte a pensar acostado en tu cama, arropado bajo el edredón que si con suerte ha sido cambiado por la mañana,  emanará un entrañable olor a suavizante.
Debes estirar tu cuerpo para que tus músculos se tensen, y al relajarse, puedas percibir el frío de la sábana en los pies mientras tu gato se hace un ovillo sobre tu pecho ronroneando tan fuerte que te obliga a subir el volumen de tus pensamientos.
La habitación está tranquila, la casa está en silencio y no parece haber nadie por las calles. Quizá de vez en cuando pase algún coche o cruja algún mueble , pero por lo demás todo parece estar fuera de combate.
A continuación tienes dos opciones: puedes repasar tu día (con sus cosas buenas y malas) o tal vez sea más sensato dejarse llevar por esa fuerza sobrenatural que hace que tus párpados se vayan cerrando poco a poco. Será entonces y sólo entonces cuando si de verdad eres afortunado comiences a soñar, y es que ésta es la oportunidad para que todo lo imposible se puede hacer realidad. Tus sueños pueden ser felices, agradables, de esos que si te despiertas, maldecirás veinte millones de veces al hilo que no puedes volver a encontrar; o pueden ser horribles y angustiosos, de esos que te tiran por las escaleras o que te encierran en ascensores claustrofóbicos  llenos de zombies que bailan reggaeton.
Para cuando te des cuenta de que te has despertado (para bien o para mal) decidirás darte la vuelta y mirar a la pared (si no tienes pared, te caes de la cama, máxima atención en esta parte) y continuar descansando; no quieres mirar el reloj, no quieres levantarte a mear porque Pereza y Calorcito están acostadas contigo, todo lo contrario que Cojines, quienes han acabado por el suelo...
Para cuando quieres volver a cerrar los ojos y disponerte a seguir durmiendo, algo suena...
No hay sonido más desagradable, ni el de una broma, ni el de un insulto, ni siquiera el "crack" de cuando alguien pisa una cucaracha es tan odioso como el tono de alarma del móvil/ despertador. Con extrema resignación lo coges, lo haces callar pulsando el botón correspondiente y con una incredulidad bastante importante te acabas cerciorando de que ya es la hora y toca levantarse...

lunes, 14 de noviembre de 2011

We are all demons today

Acércate... No tengas miedo... Tú no tienes por qué temer... Déjate llevar, déjame sentir, deja de respirar... Ahora nada importa ¿o si?. Quizá solo estés centrada en que me aproximo demasiado a tu cuerpo, el cual temblando acepta mis caricias sin ofrecer resistencia. Disculpa si te huelo, pero tu olor me priva de razón, me vuelve completamente un animal de instintos básicos y de actitud salvaje. Perdamos el control un poco ¿Quieres? Lentamente, sin prisa. Estamos a oscuras, solos tu y yo, aquí dentro, donde todo nos da igual, solo quiero sentirte junto a mí y que me sientas a tu lado, tan frío, cual cadáver pero a la vez tan ardiente y apasionado que te hago preguntarte una y otra vez si prenderemos fuego a algo.
La ropa comienza a sobrar ¿Que no? Una vez desnudos seré capaz de apreciar el sabor de tu sangre a través de tu piel, mi alma bailará al compás de los latidos de tu pequeño pero lujurioso corazón. A ti te va el pecado y ése es mi segundo nombre, junto a prohibido e imposible....
Te voy a hacer partícipe de mi propia oscuridad, verás lo que yo vea, olerás lo que yo huela y probarás lo que yo pruebe, pero siempre manteniendo la cordura ¿vale? Ése es el trato, yo te hago sentir el Infierno siempre que recuerdes que has de ir al Cielo.
Me gustaría decirte que a partir de ahora yo llevo el control, que si quisiera te partiría ese cuello de cisne blanco tan perfecto y delicado, que tu vida está en mis manos las cuales están en otra parte de tu cuerpo. Pero no quiero asustarte, la carne humana sabe distinta bajo el influjo del miedo y pretendo hacerte experimentar otro tipo de sensaciones.
Ahora mismo, somos uno, pero a la vez dos, y creíamos imposible el misterio de la Trinidad, aunque de haber un tercero esto se podría tachar de vicio...
Estas temblando y no de frío o de terror, tiemblas de placer, de un placer diabólico no apto para humanos mortales, solo reservado para deidades y demás entes superiores pero ¿Por qué ocultarte esta oleada de emociones? Esta noche somos todos demonios.

jueves, 27 de octubre de 2011

Al fantasma de mi habitación

Hace tiempo que venías, te acercabas despacio a mi cama mientras yo dormía y te sentabas a mi lado con esa mirada tuya, tan vacía, tan muerta. Fingías tener respiración para acompasarla con la mía y de vez en cuando y únicamente cuando tuvieses el valor suficiente, me acariciabas la mejilla con tu mano espectral.
Hace tiempo que no te veo, que no te siento. La habitación esta helada y no por tus suspiros, las sombras bailan al compás de las luces de la calle y ninguna pertenece a tu espíritu incorpóreo. No quiero asumirlo pero te echo de menos, al menos todo lo que se me permita extrañarte. Repite de nuevo por qué ya no me visitas, por qué no estas conmigo, por qué ya no soy especial. Quizás no seas real, quizás sea cierto que estoy loco, que desvarío, que donde la gente ve miedo yo veo compañía y ahora solo veo nada. Espero que esta noche arrastres tus cadenas y satisfagas mi deseo de volver a verte, de volver a colmarme de escalofríos con un par de apariciones, pero en silencio, no vayas a despertarme.

lunes, 26 de septiembre de 2011

La dama del bosque

Muchos han oído hablar de ella, algunos afirman haberla visto e incluso hay quienes han tenido la oportunidad de compartir unas palabras con ella, pero nadie supo decirme de donde viene ni a donde va.
Dicen que es un espíritu, un alma del más allá que no ha conseguido descansar en paz, o quizá sea una bruja, una hechicera cuyo único fin en la vida sea preparar brebajes y conjurar maleficios. Enseguida se despertó mi curiosidad por aquella joven cuya vida estaba bañada en un aura oscura y siniestra que me atraía cada vez más siempre que dirigía un pensamiento hacia ella. Decidí entonces forzar un encuentro, una recepción sin cita previa y sin lugar concreto, simplemente comprobar la verdadera identidad de aquella ninfa del bosque de la cual me dijeron que solo se dejaba ver en otoño.
Caminaba yo desorientado entre los nudosos troncos de aquel bosque teñido en tonos ocres y dorados, estaba cansado de tanto andar, el olor a húmedo comenzaba a atosigarme y me sentía tremendamente aletargado pero fue en ese instante cuando lo escuché. Una voz, una voz profunda y grave pero a la vez hermosa... Si, ésa es la palabra. Hermosa como el ronroneo de un gato o como el sonido del viento, como el rugido del trueno o el silencio en una cripta. Seguí el sonido totalmente embaucado y fue entonces cuando la hallé, sentada sobre un tocón de roble y con un libro de antigua filosofía entre las manos, una chica de no mucho más de viente años entonando aquella canción melodiosa. Vestía de negro, toda ella era como un borrón de tinta encima de aquel lienzo otoñal. Su tez pálida era increíblemente brillante bajo los últimos rayos del atardecer y su cabello azabache caía sobre sus hombros asemejando a las olas del mar en una noche tormentosa.
Me sentí como Ulises en su Odisea, atado a un mástil para no sucumbir al canto de las sirenas, pero muy despacio me fui acercando hasta quedar a su lado, contemplando a aquel hada recién salida de mis relatos.
Cuando su canción concluyó se dignó a mirarme y al poco tiempo comenzó a hablar.
En ningún momento mencionó lugar de partida ni de regreso, ningún nombre o apodo, simplemente y con extremada cortesía, se dedicó a contestar a mis preguntas y si ya me apasionó con su canción, más anonadado acabé con su vocabulario, elegante, correcto y un tanto rebuscado pero siéndoos sincero en ningún momento hubo necesidad de aclarar nada. Me estoy quedando sin sinónimos pero su forma de ver la vida era increíble, mi curiosidad quedó saciada durante un momento pero ese pensamiento sobre el mundo avivó mi hambre voraz de descubrir lo que se esconde bajo aquella mirada de ojos grandes, y que clase de oscuridad baña su impecable corazón.
Hasta el momento en que todo se revele, me comprometo a no defraudarla, a admirarla por completo y a protegerla de globos plateados y demás instrumentos concupiscientes de látex

martes, 13 de septiembre de 2011

Hola

Hace mucho tiempo que no me paso por aquí. Mentiría si dijera que he estado muy ocupado y que me he dedicado a hacer un montón de cosas mas interesantes que esta pero aquí me ves, siendo sincero y declarando en exclusiva que simplemente no tengo inspiración, quizás tampoco me apetece.
La mayoría de las veces que podría escribir, estoy tumbado en la cama,  respirando lentamente compartiendo el mismo oxígeno que ése felino negro que ronronea inconsciente del mundo en el que vive.
Si cierro los ojos soy capaz de escribir frases en la mente, proyectos de quehaceres futuros, de obsequios para  amigos, allegados... pero poco a poco voy perdiendo junto con el conocimiento, las ganas de levantarme, encender el ordenador y ponerme a escribir. Me parece una pena porque llevo desde junio sin alimentar este blog de textos sin sentido con algún que otro párrafo mas largo y más lleno de sandeces oscuras sobre fantasmas y hombres lobo.
Ahora mismo estoy saciando el hambre de esta página con la serie de frases que tú, mi estimado lector, acabas de leer, cuyo fruto es la mera improvisación basada en una de las muchas noches de las que se ha compuesto mi verano. Es bastante tarde y mi gusto por la noche y su ambiente solo aumenta cada vez más mi odio por el día y mi amor por las siestas así que supongo que debería irme a la cama. Espero volver por aquí pronto.

domingo, 26 de junio de 2011

¿Cree usted en fantasmas?

Al abrir la puerta y encontrar la habitación vacía no pude hacer otra cosa que levantar una ceja extrañado y continuar caminando por el pasillo en busca de algún indicio de su paradero.
Continué acompasado por el crujir de la madera. Las sombras bailaban con la luz de las velas, las cuales titilaban en tonalidades anaranjadas. Llegué a la zona de las escaleras, quería evitar pensar en tener que subir hacia aquel desván oscuro y lúgubre, pero gracias a Dios pude deshechar la idea al escuchar sonidos procedentes del piso inferior. Era prácticamente imposible que hubiese bajado, su silla de ruedas no se lo permitía.
Los escalones eran anchos y la barandilla polvorienta, debía obviar la cantidad de telarañas que cubrían las esquinas y los numerosos retratos en blanco y negro de todos los antepasados que parecían mirarme con aquellos ojos grises e indescifrables.
Había aceptado ese trabajo por la gran cantidad de dinero que recibía por atender al paciente, pero según avanzaba su enfermedad se volvía más complicada la tarea de atender sus necesidades.
La tiña había acabado con todo el pelo de su cuerpo, la lepra se cebaba con su piel y el raquitismo era algo más que evidente, a todo se sumaba la poca o casi nula capacidad locomotora que le obligaba a desplazarse en una silla de ruedas antigua y chirriante.
Llegué a la puerta del salón, estaba entreabierta y la luz de la chimenea se apreciaba débilmente.
Abrí despacio y lo encontré justo enfrente de las brasas, agitando los largos y delgados brazos moviendo los afilados dedos de uñas largas y amarillas.
-¿Cómo ha llegado hasta aquí?- le pregunté mientras me adentraba en la habitación.
-Oh doctor, es un placer contar con usted...- Su voz también era fiel testigo de su estado de salud, era áspera y débil, casi gutural.
-Eso no contesta a mi pregunta señor, ¿Quién y con que propósito le ha bajado hasta aquí? Necesita descanso.-
-Me temo que no está en mi mano decidir cuando desplazarme...- Me dí cuenta que no me miraba, sus ojos negros y pequeños observaban con interés el techo, como quien busca alguna figura en la textura de la pared.
-¿Entonces?- Me senté en un viejo sillón que necesitaba urgentemente un tapizado.
Su comportaminto era extraño, parecía querer agarrar algo por encima de él y levantaba los brazos con gran esfuerzo y respiración pesada. Las gotas de sudor se resbalaban por su nuca llena de cicatrices y pústulas.
-Usted es un hombre de ciencia ¿verdad? El ser humano se ha convertido en un siervo del razocinio y ha olvidado lo que verdaderamente importa...- sonrió macabramente mientras seguía intentando atrapar algo invisible.
-¿Qué es lo que verdaderamente importa señor?
- Ahh mi querido doctor, ¿Sabía usted que la gente cercana a la muerte es capaz de contemplar cosas que la gente normal no puede?
Comenzaba a asustarme, intenté pensar que serían delirios de la fiebre así que continué hablando.
-¿Insinua que usted ve algo que yo no puedo?
Tardó en contestar, seguía mirando al techo, mientras respiraba ahogadamente.
-Ellos...están...por todas partes... me hablan... me cuentan... me llevan...- La saliva comenzaba a caérsele de la boca, goteándole por el mentón desde sus sucios dientes.
-¿Quíenes son ellos?
-¿ Cree usted en fantasmas doctor?
-Me temo que no señor.- Estaba aterrado, me sudaban las manos y evitaba tartamudear.- Y usted debería dejar de inventarse cosas y c-contarme q-quien le trajo, a-aquí...-
-Debería creer, mi querido doctor, ahora mismo hay fantasmas cruzando esta habitación.- Así que era eso lo que intentaba atrapar con tanta avidez...- Incluso hay uno a su lado, observándole, es un niño ¿sabe?
Dí un respingo y giré la cabeza esperando encontarme un niño fantasmal flotando tras de mí, pero no había nada. Enfadado y harto de la situación me levanté y le agarré por los hombros
-¿Qué demonios le ha traído aquí? ¡CONTESTE!- Por primera vez me miró a los ojos, su mirada estaba inyectada en sangre y parecía excitada
-No debió hacer eso doctor...-
Le solté y retrocedí unos pasos.
-...Ahora saben que está aquí...-
Me giré y para mi desgracia, un niño blanco como la cera me miraba con unos ojos negros y oscuros mientras con su pequeña mano me saludaba sonriendo

martes, 31 de mayo de 2011

Balas de plata

Lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a matar. Son muchas las victimas que han caído bajo esas garras afiladas, bajo el potente zarpazo de su furia lunar. Han decidido acabar con su vida, la mayoría piensa que se lo merece, otros nos decantamos por el escepticismo. Llevamos persiguiéndole mucho tiempo, se esconde bien, pero va dejando un rastro de sangre, muerte y dolor a su paso.
Maldita la maldición que le consume una vez al mes, que no le permite apreciar la belleza de la noche ni sentir con plena libertad, maldito el lobo que le mordió y malditos según tú los que pretenden acribillarlo a balazos.
La última vez que hablemos te vi llena de decisión, pero a la vez de dudas y de miedo ante un futuro incierto. Me temo que no puedo ayudarte tan fielmente como lo están haciendo otros pero sí puedo brindarte mi apoyo e intentar comprenderte. Quizá sea por eso por lo que acompaño a este destacamento de matalobos, para poder darte tiempo en tu tarea de purificar a la bestia.
La noche es fría y los muchachos están inquietos. Agazapados entre los arbustos suspiran aferrados a sus fusiles, han perdido mucho y solo desean acabar con él.
Le van a tender una emboscada ahora que el cielo se ha nublado. En un intento por despistarnos, se ha refugiado en un caseron que parece abandonado, supongo que ahora fuera del influjo de la luna, nada queda de aquel feroz monstruo sino solo un pobre muchacho de menos de veinte años que se retuerce asustado en la oscuridad.
Esta será nuestra última oportunidad. Deprisa y sin mirar atrás corremos de la mano por el bosque ocultándonos de las miradas acusadoras a las que ya estas acostumbrada. No pueden descubrirnos, ha de ser rápido.
Entramos en la casa rompiendo una ventana, huele tremendamente a húmedo y a abandonado. Estas inquieta, buscándole con la mirada y llamándole con el corazón. Nos separamos para cubrir más terreno.
Perdona si voy con el revolver en alto, pero no confío en su inestabilidad ya me conoces. Inspecciono la alcoba en la que me encuentro: hay arañazos por las paredes y restos de sangre allá por donde mire, las cortinas están rasgadas y la tarima esta hecha trizas pero solo tengo cabeza para preguntarme una y otra vez que diablos hacemos aquí. Algo parece moverse en la habitación de al lado, algo se arrastra por el suelo, gruñendo y sollozando.
Al entrar te veo contra la pared mientras señalas a un bulto que se retuerce en el suelo. No me ha dado tiempo a reaccionar cuando ya estabas a su lado acariciandole cariñosamente y susurrandole palabras de calma. Me hubiera encantado parar el tiempo en el instante de tu sonrisa pero una bala rompió el cristal y el encanto del momento, seguida de otra que chocó contra un florero. Ha llegado el momento, la hora de separarnos, yo les distraigo ¿vale?
Te ayudo a incorporarle mientras te planifico la escapada ¿Todo lo tengo que hacer yo? Anda corre, vuela, lucha por defender su humanidad y sobre todo ten muchisimo cuidado, ya sabes a lo que me refiero.

domingo, 29 de mayo de 2011

Prometo esperar

Mi nueva habitación es mucho más práctica a la hora de mirar por la ventana; antes desde mi pequeño cuarto azul tenía visión plena de toda la calle y ahora desde mi dormitorio morado puedo ver el cielo, un cielo que hoy se torna gris, que no me dice nada, que me habla usando palabras que me son familiares pero que no alcanzo a recordar lo que significan.

Alomejor no me esfuerzo demasiado en atender, quizá me estes ofreciendo la solución a mis problemas y, terco de mi, te esté ignorando mientras veo la vida pasar entre bostezo y bostezo.

Ahora mismo esta lloviendo, llueve mucho y las nubes parecen quebrarse entre trueno y relámpago. Apoyado en el alfeizar de la ventana cierro los ojos y agudizo el oído para intentar entender tu mensaje, pero nada, sigo más pendiente de los problemas de los demás que de los míos propios y seguramente sea por eso por lo que hace meses no puedo traducir tu voz.

Estoy completamente empapado,mientras sigo atisbando el horizonte en busca de algo que me haga reaccionar, algo que me haga resurgir de este vacío al que poco a poco, me estoy acostumbrando.
Ojalá y pronto volvamos a hablar el mismo idioma.

lunes, 28 de marzo de 2011

Hay un fantasma en esa casa...

La finca llevaba años abandonada. El edificio era grande y viejo y estaba tremendamente descuidado: había ventanales rotos, tejas sueltas y ladrillos caídos. Las gárgolas del tejado hacía años que habían perdido la expresión, y el jardín había crecido desmesuradamente por encima de la verja puntiaguda y oxidada. Los tallos espinosos de los rosales se enroscaban por los barrotes, abrazando al frio metal mientras trepan por el muro dirección al cielo.
Dicen que hay un fantasma en esa casa. La gente evita hablar del tema pero es obvio que hay un fantasma en esa casa. De noche se pueden ver luces, se aprecian sombras a través de los cristales y murmullos que atraviesan las paredes. Se le escucha suspirar, lenta y melancólicamente, levantando nubes de polvo y telarañas. Hay veces que el eco de sus cadenas se vuelve ensordecedor y es entonces cuando suponemos que esta enfadado, pero nadie se atreve a entrar, tenemos demasiado miedo...
Cuentan las tristes historias que algo terrible pasó en aquel hogar, alguien habló de un suicidio o de un homicidio, no recuerdo bien, solo se que una vez entraron unos críos, en afán de valentía y coraje, y salieron aterrados, despavoridos, describiendo los numerosos arañazos de las paredes manchadas de sangre y gritando algo de un cuerpo que se balancea en la oscuridad.
Acabaron locos, todos locos, desquiciados, arrancandose el pelo y las uñas, desequilibrados...
Se escuchan aullidos, hay luna llena, la noche esta viva y un escalofrio recorre mi espalda mientras las jaurías de lobos cantan su extraña melodía. Me cubro con las sábanas y agarro el escapulario, noto una presencia, mi colchón se hunde bajo el peso de algo que se ha sentado entre mis pies...
Por favor... basta... basta... Cierro los ojos, ignorando el aliento putrefacto que me acaricia la oreja y comienzo a soñar...
Estoy en un lugar desconocido, juraría que en un desván. Todo está oscuro, puedo llegar a vislumbrar un pequeño tragaluz, hay demasiadas nubes...
Un pequeño rayo plateado de Luna ilumina poco a poco la estancia. Hay alguien en el suelo, inmóvil, extremadamente pálido, con un pequeño frasco en su mano izquierda y un trozo de papel emborronado. Me inclino sobre él e intento tomarle el pulso cuando, noto una mano helada sobre mi hombro, el espectro del cadaver, clava sus ojos blanquecinos en mí mientras susurra:
-Sí, estoy muerto...
Al final somos dos los fantasmas en esta casa....

miércoles, 23 de marzo de 2011

Alan, te elijo a tí

Siempre que tengo la oportunidad, me gusta pasar por el parque, por esa zona en general. ¿Por qué? No lo sé, quizá sea por el ambiente, porque cada rincón está lleno de recuerdos, de agradables recuerdos que me ayudan a ver que yo también fui feliz alguna vez. Siempre he dicho que mi infancia fue solitaria: libros, construcciones, puzzles, cuatro paredes, una madre sobreprotectora, una hermana adolescente y un padre abstraído. Quizá esta serie de factores hallan ayudado a caracterizar mi personalidad con rasgos antisociales y uraños, e incluso me atrevo a decir que son un antecedente de lo que me espera en un futuro, pero al caminar por esas aceras, al respirar ese aire, el niño que habita en mi interior me sonrié y corre a jugar en los columpios mientras espera a alguien que se merece un sitio de honor en mi mente y del cual no me suelo acordar demasiado (ruego que me disculpes).
No recuerdo como llegó este personaje a formar parte de mi día a día, sólo se que cuando me quise dar cuenta, ya eramos inseparables, como Ash y Pikachu pero en José Ángel y Alan.
Uno de nuestros puntos en común es y ha sido siempre Pokemon por supuesto, ya que esos benditos monstruos de bolsillo calaron demasiado en nosotros. Pero nuestras fronteras digitales se verían ampliadas bajo la melodía del arpa de los Tiempos de Nayru y los chicles de melón, ya que grandes tardes habremos pasado tu y yo entrenando la mandíbula mientras rararriba rarraabajo con Link por todo Labrynna.
Hemos sido los mas freaks del lugar, los mejores clientes de la panaderia de Lola y los mejores amigos del mundo mundial.
Pero claro, un día divisé el cartel de SE VENDE en tu ventana, te mudabas, a Arganda del Rey, a tomar por culo a la derecha alejada de la mano de Dios y no podía hacer nada para impedirlo.
A partir de ese suceso nos distanciamos, de vez en cuando te dejas caer por el barrio (MUY de vez en cuando, señor tengounanuevavida) y ya con 17 años no podemos corretear por el atajo de la velocidad, ni jugar a Garet y Rayman ni todas esas cosas guays que sólo tienen sentido cuando eres pequeño.
En fin señorito, todo esto viene a que hoy cumples 17 años, que se dice pronto. Nuestra edad aumenta y proporcionalmente el número de experiencias olvidadas, asi que en nuestras manos queda el querer sustituirlas por nuevas vivencias
Fdo: 88'mamá

jueves, 3 de marzo de 2011

A la deriva...

"Sentado, desterrado, aislado de todo y de todos..."

-No es eso lo que deseas...- pensaba en voz alta, quizá para cerciorarse de la vericidad de aquellas palabras escritas en aquel trozo de papel...

"Permaneceré sentado..."

-No permitiré tanta pasividad por tu parte...-

"Porque así lo marcó el destino..."

-El destino no existe.

"Iré cayendo... poco a poco..."

-Antes de precipitarte, has de saltar...-

"Porque nada ni nadie me importa..."

-Eso no es cierto, yo te importaba.

"Poco a poco..."

- Cobarde, es más fácil huir.

"Hasta una temporada larga..."




-No quiero que te vayas.- Le extendió la mano.- Allá donde quieres ir, no puedo seguirte, nadie puede.

-¿Qué me espera si caigo?

-La Nada, allí solo está Nada.

Sus pies estaban al borde del abismo, pequeños fragmentos de roca se desprendieron bajo su peso. No corría viento, no había brisa, todo estaba muerto. Se giró para observarle, seguía allí, con la mano tendida, pidíendole con la mirada que se quedara, pero totalmente serio, inexpresivo, aguardando...y simplemente, se dejó caer.
No hubo ningún ruido, ningún lamento, solo el silbido del aire y la fugacidad de una mirada que se perdía en la inmensidad
-Sea así...- giró su cuerpo y se dispuso a desandar lo andado, al tiempo que la brecha que conducía a la Nada se cerraba por completo pero, ¿para siempre?
Sólo el tiempo lo dirá.

viernes, 18 de febrero de 2011

Cobardía

Le encomendé a San Francisco mi pregunta, sin más respuesta que una mueca vacía y artificial. Cambié de palo y obté por jugar con el Espinazo del Diablo, pero él tampoco supo contestarme. ¿Tan dificil es descifrar los sentimientos? ¿Controlar el amor o encadenar la vergüenza? Debe ser que si, porque entonces no alcanzo a comprender los objetivos de los humanos, que esperan recoger lo sembrado sin plantar simientes, comenzar a correr sin dar los primeros pasos, escuchar la voz de un libro sin saber leer.
Fue entonces cuando desearon lo imposibe y pretendieron regocijarse en el calor de Afrodita, cuando siquiera se atrevían a meterse en la boca de Cerbero. ¿Qué es lo que pido? Valentía sin duda, coraje si de verdad os importa y un poco de lógica a la hora de realizar vuestras suposiciones, porque hasta ahora insignificantes humes, solo habeis dado palos de ciego que provocan que los secretos de la claridad queden manipulados por las sombras...

miércoles, 9 de febrero de 2011

Únicamente había tropezado

Frágil, muy pequeña, minúscula, vulnerable, así se sentía, incapaz de seguir luchando, derrotada.
Caminando despacio, aguantando el peso de su cuerpo , respirando entrecortadamente un aire denso que la mareaba mientras cruzaba un terreno pedregoso e inhóspito, por el que nunca había estado, por el que le daba miedo continuar.
Pero, ¿Qué es el miedo? Es solo una de las tantas reacciones humanas que te hacen débil ante situaciones reales o imaginarias que son difíciles de controlar. Es el escalofrío que la recorría la espalda al encontrase frente a aquel abismo de soledad infinita que abarcaba con su negrura el horizonte.
Miedo a todos aquellos sucesos que marcan y deforman la personalidad, a todas esas sensaciones desagradables que viajan por el mundo en busca de nuevas víctimas que se dejen seducir por las ilusiones, miedo a caer y a no ser levantado.
Temblando por un siniestro frío, su corazón latía cada vez más despacio y sus pasos eran cada vez más cortos, señal de que su inocente vida se escapaba con su aliento en cada bocanada.
Instintivamente se agarró la pañoleta, buscando la fuerza que en su momento la otorgaba el mero hecho de tener aquel pañuelo al cuello, intentando volver a sentir el orgullo de verse diferente y mejor, pero solo se encontró con el tacto de una tela inerte que había perdido casi todo el sentido tras su marcha...
Le echaba de menos, mucho, todo era diferente pero a su vez nada había cambiado, la vida seguía, el campamento continuaba y a nadie parecía importarle o a algunos les importaba pero veían mas sencillo ocultarlo y adaptarse a la nueva situación.
Estaba harta, harta de caminar sin rumbo, harta de inmaduros, harta de limitaciones, harta de existir en un mundo injusto, en un mundo condenado.
Ahora que él no estaba de nada servía continuar arrojando esperanza sobre la Humanidad, entonces, simplemente, se dejó caer...

-¿Qué te pasa?
-Nada...-
-He dicho que que te pasa...-
-¡Que nada!-

Eso es... un... ¿recuerdo?

-Cuéntame ahora mismo que te ocurre...-
-Que nada enserio... cosas mías...-
-No me pienso mover de aquí hasta que me lo digas.-
-Pues nada... cabezota...-

Levantó la vista, ahora que estaba en el suelo, todo tenía una perspectiva diferente, un tono diferente y una persona diferente: él estaba de conclullas observándola.

-... y eso es todo... ¿contento?-
-Vaya... bueno, todo tiene solución, échale una buena sonrisa y cómete el mundo, pero sobre todo, nunca olvides lo que eres...-
-Y ¿Qué soy?-
-Esto eres...- Se sacó del bolsillo un pasador azul y morado y se lo puso en la pañoleta.- y pase lo que pase, nunca lo olvides...-

Le tendió una mano firme, que la agarró con fuerza y con un gran sonrisa, la impulsó hacia arriba, incorporándola.
Todo volvió a la realidad, seguía en el mismo lugar, pero con renovadas fueras, porque se dió cuenta de que únicamente había tropezado.

jueves, 27 de enero de 2011

I still try to be human

¿Quieres jugar conmigo? Pero a nada de fútbol ni de deportes, algo sentado y tranquilo, donde podamos dejar volar la imaginación porque la realidad es aburrida y repetitiva. ¿Verdad?
Quisiera viajar por el mundo, por la Vía Láctea, por el Universo, por su inmensidad, por su negrura, me gusta el negro ¿sabes?, mucho. Es tranquilo, elegante, sofisticado, siniestro y respetuoso ( o por lo menos, todo lo respetuoso que puede llegar a ser un color...)
Odio la filosofía, la hipocresía, el fascismo y (en pequeñas cantidades) la felicidad que no se merece, pero por otro lado adoro las gominolas, los gatos y el metal sinfónico.
¿Quieres seguir jugando conmigo? Me agrada tu compañía de la misma manera que me gusta dormir hasta tarde, leer cuentos fantásticos o bañar mi mente en música que merezca la pena ser escuchada. ¿Cómo? Repite que no te he oído, habla más alto, con confianza. ¿Qué cual es el criterio que utilizo para decidir quien se merece que cosa? El mío por supuesto, aquí la gente decide lo que es bueno y lo que es malo partiendo del egoismo y la egolatría propias del ser humano, ¿Por qué iba a actuar yo diferente?
No, no, andas muy equivocada. La Humanidad tiende a ser igual, como los límites de una función que es continua y derivable. Pensaremos y vestiremos distinto, pero a la hora de distinguir entre Dios y Satán todos elegimos la mezcla homogénea y la satisfacción malévola que nos otorga el sufrimiento ajeno.
Luego claro, está la gente que asume la parte de maldad de la que se compone su alma y la que la oculta bajo crucifijos, escapularios o coronas de falsa inocencia.
Vaya, estás triste, te lo noto, ¿Te aburres acaso? Es este aura de decadencia que nos rodea ¿me equivoco? Si, debe ser eso lo que te asfixia y consume por dentro, pero déjame preguntarte, ¿Esperabas otra cosa? ¿No te hablaron antes de nosotros? ¿No te advirtieron? Vaya...yo creí que si...

lunes, 17 de enero de 2011

El Sol no se ha puesto aún por última vez

Hoy ha vuelto a pasar. Todo el día fuera, puertas que se abren, caras serias y juraría que ojos llorosos. Palabras cortas, frases breves, coges el teléfono y a la cocina.
"Así no os molesto mientras hablo", " Se escucha mejor en la ventana" excusas que finjo creer mientras intento distraerme con el ordenador.
Es molesto pensar que para vosotros no soy lo suficientemente maduro como para enfrentarme a la realidad, y que tenga que hacerlo de sopetón como siempre, como cuando la ví en Reyes con el pelo totalmente rapado y un pequeño esbozo de sonrisa en los labios. No se que cara puse, solo recuerdo que algo en mí pensó "Maldita sea, es verdad"como si antes no me lo terminase de creer, entonces el mero pensamiento de que si todo sale mal te alejarás de mí para siempre, se convirtió en mi peor pesadilla.
Ahora continuo intentando concentrarme en las características renacentistas que destacan en el fragmento de El cortesano, sabiendo que en algún lugar de Ventas lo estas pasando mal, y que yo no puedo hacer absolutamente nada salvo ser fuerte por los dos, confiando en que el remedio logre vencer a la enfermedad y que esto acabe en mayo como estipularon los médicos.
Aguanta, ¿vale? que ahora queda lo más duro y lo vas a hacer genial.

domingo, 9 de enero de 2011

"Sonríele a la Muerte"

Una tarde invernal cualquiera, solo en casa, absorto en la laboriosa tarea de crear regalos de Navidad, pequeños detalles de esos que a él le encantaba regalar, de esos que no se olvidaban nunca, de esos imposibles de rechazar.
El tiempo era horrible, mucho viento y cielos oscuros encapotados por nubes enchidas de malos sentimientos carentes de buenas intenciones que esperaban pacientemente el momento preciso para precipitar su carga de agua helada sobre las ya mojadas calles de la ciudad.
Incluso ante tan apocalíptico ambiente, las risas de los niños conseguían penetrarle en las sienes, martilleando sus pensamientos. Se levantó lentamente y fue cerrando las ventanas una tras otra mientras observaba con recelo y desde lo alto, a los críos que saltando sobre los charcos, jugaban a perseguirse sin descanso.
Una vez extinguido el desagradable sonido de la felicidad ajena, se dispuso a acabar lo que llevaba todo el día fabricando, pequeños muñequitos de tela rellenos de algodón, con botones por ojos e hilos por articulaciones, que reposaban en fila apoyados en el lomo de un libro forrado en cuero negro.
Comenzó a llover, las gotas de agua chocaban contra el tejado produciendo un hipnotizante sonido bastante estruendoso como para tratarse de lluvia.
Apartando la cortina de encaje con la mano, echó una mirada hacia el cielo infinito, de un imponente gris oscuro perdiendose en su inmensidad intentando buscar un atisbo de luz entre tanta oscuridad.
Volvió a la realidad y continuó cosiendole los últimos detalles a la pequeña criaturita que tenía entre los dedos, impaciente para reunirse con el resto, una vez acabada la sentó junto a los demás y contempló su obra.
Después cogió uno al azar, le ató un mechón de pelo y lo dejó en el centro de la estrella de cinco puntas que había dibujado sobre aquel trozo de madera que había comprado aquella mañana de diciembre.
Volvió a levantarse y se dirigió al armario del pasillo arrastrando los pies, abrió un cajón y sacó un pequeño costurero, el cual dejó sobre la mesa.
Rebuscó en su interior y sacó un alfiler plateado y brillante el cual hundió en un brazo al muñeco.
Un siniestro placer le invadió por dentro cuando vió como se retorcía de dolor.
Continuó clavándole agujas en las demás extremidades y en el cuerpo hasta que por último le atravesó la cabeza, entre los ojos.
Satisfecho, lo apartó de un manotazo y cogió de nuevo a la que sería su próxima víctima, pero esta vez, pensó que podría ser mucho más original. Repitió la operación del mechón de cabello y encendió una cerilla con un rápido movimiento de muñeca.
En pocos instantes aquel ser quedó consumido por las llamas, reduciendo su cuerpecillo de tela a poco más que cenizas.
Sonriendo para sí , creyó que aún podría ser más malévolo y que no era justo que se divirtiera el solo, entonces agarró a otro muñeco, le ató el trozo de melena y con ayuda de un pincel le dibujó una sonrisa mientras pensaba " Sonríele a la Muerte". Acto seguido, levantó al muñeco y lo agitó en el aire varias veces, hasta que se percató de que había atraido la atención de un par de ojos amarillos que fingían dormir en el sofá.
Una vez cerciorado de que el muñecajo era el centro de atención, lo lanzó por los aires y antes de que tocase el suelo, ya estaba entre las fauces de aquel gato negro que se estaba deleitando con el pequeño hombrecillo, al cual había convertido en un montón de algodón y tela desgarrada.
Oh... ya sólo queda uno... Cuánto se tardaba en hacerlos y que mísero era el tiempo de su existencia... Enfin, una pena.
Una vez acabado el protocolo para otorgarle la personalidad deseada al ser inerte, lo agarró con las dos manos y fue con estas con las que, con un fuerte movimiento, desmembró por la mitad, dividiéndolo en dos partes que cayeron al suelo indiferentemente.
Se desperezó a la vez que bostezaba, esperaba que les hubiera gustado su regalo, acababa de salir directamente de su corazón.
Recogió la mesa y se dispuso a guardar el costurero en el armario donde lo había encontrado, pero por el camino se encontró con un espejo, que le devolvió la mirada desafiante.
-Has acabado con todos ¿Ya estás contento?- le dijo su reflejo y este le contestó con un puñetazo que le hizo añicos.
-Indudablemente...-respondió mientras se lamía la sangre de los nudillos