martes, 19 de noviembre de 2013

La encantadora de serpientes

Desde lo más profundo del bosque tropical, llega como cada amanecer, un ritmo oscuro y serpenteante que embauca a todos aquellos oídos que lo escuchan. 
Un sonido silbante y siniestro que suena en el silencio de la selva cuando el canto de los pájaros y demás ruidos selváticos han sido mitigados por el sueño de la noche. Dicen que es una sombra la que silba, que es la triste canción de un espíritu errante, pero nadie se ha atrevido a reptar hasta el lugar donde dicen que mora para comprobar con exactitud lo que las lenguas hablan.
Los primeros rayos de sol revelan la figura de una dama de vestido ondulante cuyos cabellos sisean y se arrastran por las ramas. Una mujer de ojos amarillos y mirada petrificante, de piel escamosa y lengua bífida, que toca una flauta de madera mientras que con los pies capta el compás que le marca una naturaleza sin dueño y que, indómita y salvaje, se abre paso hasta el amanecer.



martes, 5 de noviembre de 2013

Mono

Quiero fumar.
 Pensaba que sería capaz de controlar las ganas, pero es que últimamente me muero por darle una calada a un cigarro.
 Es como tener hambre o sed, mi cuerpo me pide tabaco y no debo dárselo, pero el vacío que me provoca es cada día más grande. Me entra la ansiedad sólo de pensar  que no voy a volver a fumar nunca más, pero tengo que distraerme, tengo que dejar la mente en blanco. Podría entretenerme con la comida, pero sólo me faltaba engordar. De momento las pipas y las series por Internet funcionan, pero joder que ganas tengo de tener un pitillo en la boca.
Echo mucho de menos el sabor del filtro, el sonido del mechero al encenderse y la primera calada. 
Ah... 
Esa primera calada que te inunda  el cuerpo de humo y la sangre de nicotina, que consigue en un suspiro darte ese toque elegante y poderoso que sólo los cigarros saben otorgar.
Amigos míos, estoy que me fumo encima.
 El otro día me echaron el humo sin querer y se me subió el mono, el gorila y toda la línea evolutiva del homo sapiens, pero joder, no fue culpa mía...
Quiero fumar, y ¿sabéis lo peor? Que soy totalmente consciente de que si fumo el tabaco acabará conmigo.

martes, 22 de octubre de 2013

Rompecorazones

Se despidieron en su portal como hacían todas las noches de viernes. Él siempre le acompañaba a su casa para que no volviera sola y asegurarse así de que llegaba sana y salva.

-Te quiero mucho.-

-Yo más. Mándame un mensaje cuando llegues ¿eh?.- 

Ella depositó un breve beso en sus labios y cerró el portón para subir a su hogar. Él, después de sonreír y suspirar enamorado, se giró y comenzó a andar hacia el metro. Era un barrio tranquilo, pero a esas horas no había que fiarse. La crisis había lanzado a muchas personas a los brazos de la criminalidad y había que andarse con ojo.
Justo cuando encontró la boca del suburbano, se fijó en que esa entrada estaba cerrada  y tenía que buscar otra. Dio media vuelta y se topó con un muchacho de negro que lo observaba. Le sorprendió mucho porque lo miraba fijamente de una manera oscura y penetrante.
En un principio pensó que le iba a robar, pero por el aspecto no lo parecía. El negro absoluto le daba un aire elegante, pero un escalofrío le recorrió la espalda cuando le habló.

-¿Eres feliz?-

La pregunta fue breve y concisa, demasiado filosófica para que la hiciese un desconocido. La voz era grave y melodiosa, pero con un claro deje psicótico.

-¿P-Perdón?.- dijo con un hilo de voz marcado por la ridiculez. El chico sonrió con una de esas sonrisas que hielan el alma y volvió a preguntar.

-¿Eres feliz?.-

Analizó la pregunta para contestar con franqueza: iba a acabar con nota una carrera que le apasionaba, cada día que pasaba estaba más convencido de que la chica con la que estaba era la mujer de su vida y además había cobrado una herencia recientemente que le otorgaba una placentera estabilidad económica, ¿Que si era feliz?

-Sí, mucho.- sentenció.

En un rápido movimiento, el chico de negro desenvainó un cuchillo y se lo clavó en el pecho con tres rápidas puñaladas que le dejaron tirado en el suelo. Agonizante y sangrando, él se quedó mirando al edificio de viviendas donde ella aguardaría un mensaje que nunca llegaría.
El chico de negro se le echó encima y murmuró muy cerca de su oído: "Yo no" al tiempo que volvía a hundir el arma blanca en el pecho rompiendo las costillas y dejando un corazón, fuerte y palpitante, al descubierto.
Sin mediar palabra, lo arrancó del cuerpo y se incorporó para caminar hasta la carretera, donde un coche le aguardaba.

-¿Otro más pichón?.- le dijo una voz femenina con tono de preocupación

-Y los que quedan...- murmuró aplastando el órgano entre los dedos para arrojarlo después por la ventanilla.


jueves, 26 de septiembre de 2013

Gritos en el viento

"Mi parte favorita de las películas de terror es esa en la que la chica guapa (rubia, probablemente) está sola y desamparada en mitad del sitio equivocado, mientras que sus amigos andan cerca, pero no lo suficiente como para poder socorrerla. Estos adolescentes (probablemente borrachos y estudiantes de instituto) estarán deambulando mientras fuman y se ríen de las leyendas del lugar. "Ey Jimmy, ¿cómo era esa del Hombre Lobo?", "Eh Harrison, ¿no era en una noche como ésta cuando el Loco del Puñal sale a rebanar cuellos? JAJAJA Y es entonces cuando el grito de la despampanante dama rompe el silencio nocturno y estos dos se miran como con cara de "Ey tío, me he cagado encima", pero tranquila que para cuando llegan al cadáver SIEMPRE es demasiado tarde"

-Y ¿qué quieres decirme con esto?.- preguntó dubitativa y con un hilo de voz.


-Que grites, puta, que grites...-

martes, 24 de septiembre de 2013

Caos mental

Hoy parece ser que es una de esas noches en las que te quedas a oscuras en la habitación, tumbado sobre tu cama, mirando al techo dibujando figuras con el gotelé. Entre vueltas, cambios de posición y sábanas que se te enredan no parece nada más importante que los banales pensamientos que se pasean por tu mente. Que si te pica una pierna, que si te rascas la cabeza o que si el gato se ha subido a la estantería. Ya no parece que nada tenga la importancia que le otorgabas a ciertas cosas meses atrás.  Ha bajado mucho el nivel de intensidad con el que captas la vida, y eso te molesta porque no hay nada que más te guste que los extremos. Te pueden desgarrar por dentro o te pueden hacer conocer el cielo, pero ahí estás tú, satisfecho de al menos sentir. Porque en el fondo lo que más miedo te da en el mundo es eso, ser una cáscara de ser humano que se dedica a vagabundear por el mundo buscando emociones.
Lo que parece mejor en estos casos es abrir el grifo del tiempo y que éste fluya, que vayan pasando los días y los meses y que la vida te vaya regalando momentos, pero ¿hay algo más fácil de decir y más difícil de hacer que eso de "dejar que pase el tiempo"? A todos se nos ha ocurrido, o nos han dicho, eso de "sólo necesitas tiempo" y personalmente me parecía más efectivo el "sana, sana, culito de rana"
Además a todo esto hay que añadirle el factor dejar de pensar, más complicado si cabe. No sirve de nada ilusionarte con un futuro idílico si tu presente está haciendo aguas, como tampoco es útil el vivir el día a día sin un esquema trazado con anterioridad. En definitiva, que hoy es una de esas noches en que el sueño no te llega y a tu cerebro le ha dado por filosofear de la manera más absurda: esa que te propones cumplir el domingo para acabar pecando el lunes.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Curioso

"Curioso" ha sido la primera palabra en la que he pensado cuando he subido la persiana de mi cuarto esta mañana. El Sol me ha dado de cara y todo parecía normal y corriente. Las casas estaban construidas, el cielo estaba azul, los coches pasaban y la gente hablaba y reía en el bar de abajo. "Qué curioso"
Viendo como lo que hasta ahora era mi mundo se está cayendo a pedazos, me parece tremendamente irónico que lo que es y siempre ha sido mi entorno siga prácticamente igual. Mientras yo deambulo sin consuelo por la calle, nada ni nadie parece darse cuenta de que estoy agonizando por dentro.
Para mi, personalmente, la Tierra ha dejado de girar. No soy ni seré la única persona que se sienta o haya sentido así, pero parece ser que sí soy primerizo en esto. 
A pesar de que aún no se ha acabado y que no se ha dicho la última palabra, el Invierno parece que se va expandiendo por mi cuerpo a cada minuto que pasa y me devuelve ése extraño y familiar manto níveo que también se conoce como soledad.

miércoles, 28 de agosto de 2013

El momento

"Hacía una maravillosa noche de verano. El cielo estaba despejado y permitía ver un azul oscuro tildado de estrellas alrededor de una redonda y plateada luna llena. Aquella playa  parecía desierta, salvo por una pareja que estaba tumbada observando el horizonte. El mundo parecía haberse parado. No había tiempo, no había preocupaciones, solo estaban ellos dos con sus palpitantes corazones marcando los segundos que pasaban. Entre suspiro y suspiro se acariciaban el pelo o pestañeaban al unísono, que sé yo, cosas de parejas. Enterraban sus pies descalzos en la arena y entrelazaban sus dedos en señal de compromiso. Todo ello sin mediar una palabra, simplemente dejándose llevar por la situación. Para cuando quisieron darse cuenta se estaban mirando a los ojos, y sin más dilación uno de los dos murmura un "te quiero" acabado con un beso que sabe a cerveza y a reciprocidad. Tras fundir sus labios siguieron atisbando el horizonte soñando con traspasar nuevas fronteras y superar los obstáculos que la vida les deparaba".
Este relato no tiene nombres ni apellidos, no tiene localización geográfica exacta ni día de la semana en concreto. Esta historia tiene como fin poner al lector como protagonista junto con la persona a la que quiera, para que así todos podamos, al menos durante un breve periodo de tiempo, formar parte de una misma utopía donde lo único imprescindible es saber disfrutar de el momento.



miércoles, 14 de agosto de 2013

Vapor de agua

Habían pasado ya siete años desde que decidió instaurar en su vida la tradición de bañarse en Verano. 
Era muy ahorrador y muy concienciado con la Naturaleza, por eso sólo se permitía el lujo del baño una vez al año, y siempre en Verano
Todo viene a partir del día de antes de su primer campamento, donde se pasó lo menos una hora flotando en la bañera en un agua casi tan caliente como los cuarenta grados que caían sobre su ciudad. Entre mareos, piel arrugada y deshidratación salió a duras penas del baño al borde del desmayo, o como él prefiere apreciarlo: "completamente relajado
Desde entonces y hasta que cambiasen la vieja bañera por un plato de ducha decidió quedarse en tal estado de embriagadez al menos una vez cada doce meses.
Aquella tarde de agosto parecía perfecta: aburrida, calurosa y solitaria. El verano no tiene ningún tipo de consideración con aquellas personas que no se marchan de vacaciones y puedo aseguraros que se estaba ensañando especialmente con él este año. 
Eran entorno a las seis de la tarde, la calle estaba en silencio y el cielo estaba cubierto por unos densos nubarrones grises que anunciaban una terrible, pero corta, tormenta veraniega. Abrió la ventana del cuarto de baño y tras poner el tapón en la bañera, abrió el grifo del agua caliente y esperó a que el líquido vital ocupara todo el espacio. Cerró la puerta y echó el cerrojo, le gustaba la intimidad. Se desnudó despacio dejando las prendas de ropa esparcidas por las baldosas  y una vez estuvo llena la bañera fue hasta el armarito del fondo para coger su tarro favorito de sales perfumadas, el de lavanda.
"Lavanda, el pueblo de los fantasmas" pensó mientras esparcía con cuidado el contenido del frasco.
El vapor ya había empañado todos los espejos cuando decidió por fin  meterse. Al principio hubo un poco de dolor, pero poco a poco se acostumbró a la temperatura. Suspiró mientras dejó a su cuerpo que flotase sólo entre las ondas del agua y el tacto de las sales. Sumergió la cabeza e hizo burbujas como solía hacer de niño. Emergió con el negro pelo pegado a sus facciones y con la nariz llena de agua. Era el momento del jabón. Poco a poco fue frotando cada parte de su cuerpo, acariciándose y disfrutando del tacto de su propia piel. Su mente comenzó a proyectar sus más recónditos deseos y para cuando quiso darse cuenta, toda la sangre de su cuerpo estaba congregada en la zona de su entrepierna.
"No" pensó "Aprenderás a esperar..." Alargó el brazo y hurgó en uno de los cajones más cercanos para sacar una fina cuchilla que refulgió con la luz de la estancia. La utilizó de manera rápida y superficial, y para cuando la volvió a dejar en el cajón manchada de rubí, el agua ya estaba adquiriendo un tono rosado, parecido al vino.
Estiró las piernas y reposó la nuca en el borde de la bañera. Tras dirigir una mirada al espejo empañado, cerró los ojos y volvió a suspirar. En aquel espejo aparecían unas letras previamente trazadas por el muchacho. Se leía "te echo de menos", pero se traducía como una urgente petición al tiempo para que tuviese piedad y avanzara sin miramientos.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Yo te maldigo, verano

Desde abril veo la vida de manera distinta. Siempre había escuchado que la Primavera la sangre altera, pero nunca me había dado cuenta de la veracidad de esta frase hasta que he sido el claro ejemplo de la ebullición hormonal. No pensaba que fuese muy dado a frases romanticonas y a escenitas de pareja, pero ahora cada vez que me miro al espejo mi yo de antes me mira con cara de asco mientras piensa (o pienso) "quien te ha visto y quien te ve".
Quizá por mi desmesurada expresividad muchas personas me han comentado que han percibido un cambio a mejor, como una especie de soplo de aire o un poco de color en las mejillas. Mi madre ya no le pide a mi hermana que indague sobre mi vida porque me ve triste, porque no como o porque no salgo. Ahora todo tiene su por qué y su explicación lógica así que por otra parte eso que nos llevamos todos.
A pesar de eso creo que no hay tanto color rosa como parece, y hablando de colores, sigo vistiendo de oscuro, viendo el lado pesimista de la vida y babeando por un gato negro cuyo nombre es el apellido de un poeta romántico norteamericano. Hay cosas que nunca cambian, ni cambiarán.
Si hay algo que se ha intensificado para peor desde aquel mes de abril ha sido mi relación con el Verano. Sinceramente veía al Verano como un fuerte aliado y había depositado demasiadas esperanzas en él, pero claro, demasiado tiempo llevo echando pestes sobre los meses estivales, ¿por qué habrían de tener piedad conmigo? No sólo tengo que lidiar con un calor asfixiante, con mosquitos que pican y con un Sol que no da tregua, sino que encima tengo que luchar contra la distancia, contra tu ausencia y contra la insipidez que me brindan las redes sociales. De verdad que veía en las altas temperaturas una terrible excusa para quedarnos más por la calle, de verdad que veía los días más largos para estar más tiempo contigo y de verdad que las vacaciones nos iban a proporcionar más tiempo libre del establecido, pero aquí me ves, una vez más con mis esquemas por el suelo hechos trizas y consumiéndome entre las paredes de mi habitación mientras espero a que  septiembre traiga al Otoño y el Otoño traiga el frío, porque como dice Laura Colored, "el frío acerca a la gente". Mientras tanto yo te maldigo, y te maldeciré siempre, Verano.

martes, 18 de junio de 2013

Jatopía

A pesar de querer dármelas de original y genuino, soy de ese 99% de las personas que idealizan su vida a más no poder. Es uno de las pocas cosas ordinarias que me permito al día, cerrar los ojos e imaginar un presente perfecto, un futuro idílico o un pasado mejor. También soy una de esas personas que no busca una vida de película con increíbles romances, malvados que quieren dominar el mundo y un perro llamado Spyke (a mi con tener a Bruce me basta) 
Ahora que mi vida ha dado un cambio tan radical y tan a mejor no puedo parar de hacerme preguntas que antes ni se me habrían pasado por la cabeza. Me veo renunciando a los placeres de la juventud, al no dar explicaciones y al sentirme libre y sin ataduras a cambio de escucharte decir "te quiero" o ver que te refieres a mi persona con un determinante posesivo delante. Si tú supieras la de cosas que me gustaría hacer contigo, la de cosas que me gustaría que compartiésemos y la cantidad de esfuerzo que pongo en cada una de tus sonrisas, me dirías: "No, si yo también" y acto seguido me enfadaría por tu extremo derroche de sentimiento.
Me gusta plantearte situaciones e imaginar como actuarías, como contestarías. Dejarte momentos a huevo para ver como te zafas de mi mirada inquisidora con un simple comentario que no entraba en mis esquemas, y es que, ¿qué le voy a hacer si siempre consigues romper mis planes? Sabes que no será tan fácil derrotarme, que seguiré urdiendo planes y maquinando estratagemas que te pillen en un descuido y me revelen lo que se te pasa por la cabeza. 
Es muy tarde ya, se me cierran los ojos y mi mente está preparada para echar a volar hacia mi Jatopía, donde me esperas para abrazarme con fuerza y para susurrarme todas esas cosas que nunca me dices mientras Bruce mordisquea malamente una piedra que le cambió a un hada por su pelota.

El pequeño Poe

He tardado mucho en dedicarte algo, pero ahora que te veo dormitando entre los cojines de mi cama casi me veo hasta en la obligación. 
Hará unas dos semanas que estás conmigo y quizá me precipite al decirte que me enamoraste desde que te vi por aquella foto de Internet. Salías con uno de tus hermanos, tan negro y tan pequeño, jugando alrededor de una maceta, y casi fue al instante cuando le dije a mi familia: ése es el gato.
Encuentro la palabra sustituto demasiado fría e inhumana, demasiado carente de emociones, pero sí es verdad que tienes que ocupar un puesto muy importante dentro de mi vida, un puesto que ya estaba cubierto por otro. 
Tu predecesor me complementaba. Nunca había sentido tanta afinidad con un ser vivo. Él estaba para mi y yo estaba para él, pero nada es eterno y me lo arrancaron demasiado pronto. Sobre tu pequeño lomo recae ahora la inmensa responsabilidad de ocupar ese vacío tan grande que su marcha me dejó, ése vacío que nadie de mi familia entendía que necesitaba llenar, ése vacío que poco a poco se va reduciendo tras tus andares de cachorro.
Ahora cada vez que me despierto y te veo junto a mi, sonrío. Cuando llego a casa y apareces doblando la esquina escurriéndote por el suelo para saludarme, sonrío. Cuando estás dormido en cualquier parte y te acaricio y ronroneas, sonrío, pero sobre todo cuando más me haces sonreír es cuando el reflejo de aquel gato negro que una vez tuve, aparece en tus ojos diciéndome: ahora será él quien vele por ti.

jueves, 16 de mayo de 2013

Oscura alcantarilla

Siguiendo la rutina del día a día se levantó, se vistió y bajó a la calle a desayunar y a comprar el periódico de la semana. El día había amanecido encapotado y amenazante de lluvia, pero aun así salió sin paraguas, con su elegante chaleco y su corbata azul cobalto. Pocas personas encontró por la calle, vecinos paseando a sus perros, niños que se dirigían al colegio y dependientes abriendo sus comercios. Afortunadamente poca gente estaba cerca cuando tuvo lugar la explosión.
Un enorme boquete en el suelo, la calle llena de gravilla y escombros, algunas ventanas rotas y una enorme columna de humo negro. Todos se echaban las manos a la cabeza. ¿Habrá heridos? ¿Habrá muertos? Para cuando llegó la policía no quedaban restos de aquel enigmático chico con el periódico bajo el brazo, solo un enorme abismo hacia las profundidades de la ciudad.


-¿Qué habremos atrapado?- murmuró una voz en la oscuridad
- Que esté sabroso, sabroso...
- Basta ya de animalillos y sobras ¿verdad? Estamos cansados...-
-Si... cansados... Algo más suculento que aquel neumático ¿verdad? JAJAJAJA.- una figura se desplazaba por la oscuridad de un túnel. Hablaba consigo misma, enloquecida por su propia soledad. Había desarrollado un trastorno bipolar grave, una doble conciencia que le ayudaba a soportar el aciago destino de su vida.
- Y entonces le dejé bien claro lo que pensaba de él JAJAJA Maldito bastardo mirón. Vagabundos sucios y drogadictos. ¡Ésa es nuestra única compañía!.-
Las alcantarillas se habían convertido en su hogar tras huir de casa al presenciar el asesinato de sus padres. La pobre criatura quedó traumatizada y relegada a un plano que ningún niño merecería. Aprendió las reglas de la calle de una manera rápida y cruenta. La humedad del subsuelo le entumeció los huesos y lo deformó hasta ser un esperpento, una alimaña con rasgos humanoides que casi tenía que reptar para conseguirse un sustento.
-La idea de la bomba ha sido muy arriesgada... Muy, muy arriesgada...- susurraba apenado.- ¿Qué será de nosotros si nos descubren?
-Nada, querido, nada. Lo que somos ahora...- su trastorno era tal que incluso modulaba su propia voz para hacerla diferente y así escuchar algo distinto a sus lamentos.
Podía moverse por las alcantarillas con total destreza, ente la oscuridad, guiándose por los olores y los movimientos de las ratas. Sabía dónde tenía que ir y poco a poco, arrastrando su retorcido cuerpo se dirigía lentamente a descubrir si alguien había caído en su trampa.

Cuando lo encontró, tendido en el suelo de la cloaca, quedó completamente mudo. Se restregó los ojos con sus sucias manos, pero no estaba imaginándolo, estaba allí.
El blanco de su cara resaltaba entre tanta oscuridad. Un chorro de sangre se mezclaba con el agua turbia a la altura de los hombros. Parecía haberse golpeado en la cabeza con una piedra al caer. Su impoluto traje negro de corbata azul estaba ahora repleto de manchas de barro, sangre y demás sustancias poco deseosas de las alcantarillas. Su pelo engominado hacia atrás aquella misma mañana flotaba inerte, al compás del brazo derecho que se dejaba mecer por las ondas del agua.

-Un ángel... Hemos cazado un ángel...- decía incrédulo tirándose de unos rizos mugrientos que le caían por la frente.
-Puaj... Odio a los ángeles... Comámoslo deprisa antes de que se enfríe. No querrás comer sorbete de gato ¿verdad? JAJAJAJA-
Se acercó al cuerpo y lo observó detenidamente mientras una saliva espesa y blanquecina le caía por las comisuras. Debía ser pecado profanar un cadáver tan hermoso. Se echó sobre su cuerpo, observando cada centímetro de su piel, hasta que se dio cuenta de que seguía respirando y que fruncía el ceño. Despertaría en breves.
-¡No está muerto!¡No lo matamos!.- gritó de júbilo. Sus berridos se colaban por toda la red de alcantarillado, chocaban contra las paredes y rebotaban de nuevo hacia él.
-¡Qué más da! Mátalo tú, cómetelo estúpido, ¡CÓMETELO!.-
-No... comérnoslo no... Lo cuidaremos...- murmuraba mientras le acariciaba la mejilla con una mano que por un momento, le pareció humana de nuevo. - Le cuidaremos... Como nadie sabrá cuidarle nunca...-

sábado, 11 de mayo de 2013

Gatos callejeros

Aprovechando  la oscuridad de la noche dos gatos recorren  la ciudad. 
No llevan rumbo fijo, simplemente entre saltos, peripecias y escaladas fortuitas se dedican a moverse por las calles desiertas de un barrio que dormita.  Porque ésa es una de las reglas del juego, no debe verles nadie.
El gato pardo, de ojos verdes y pelaje atigrado, es el que más respeta esta norma. Le gusta deambular bajo la lluvia y pasar desapercibido mientras caza ratones. Por el contrario,  su compañero es más partícipe de hacer ruido allá por donde vaya y por eso lleva un cascabel colgando del cuello. También por el día gusta de dejarse ver por las calles más transitadas para que los viandantes se decanten por acariciar su suave pelo negro, mientras que el gato pardo pasa las horas de luz durmiendo en la ventana de aquel pub de jazz del centro.
Son almas diferentes y felinas que aprovechan las horas de descanso para encontrarse y dejarse llevar.
Juegan con las sombras de las farolas, trepan por los árboles y todavía les sobra tiempo para caminar sobre altas cornisas. No hay hueco que no hayan explorado, ni verja lo suficientemente estrecha que no hayan cruzado, pero sólo se detienen ante las luces de un coche que les descubre de lleno, reduciendo sus pupilas y aclarando sus rasgos. Es entonces cuando tras un frote de cabezas y un suave ronroneo se despiden hasta la noche siguiente.


lunes, 6 de mayo de 2013

La primera de muchas otras

La habitación olía a tabaco y a colonia cara. Sus gargantas comenzaban a sufrir los efectos de tal ambiente enviciado. La ropa del suelo había sido testigo de lo que había pasado esa noche junto con el resto del mobiliario del dormitorio. La luz comenzaba a filtrarse por la persiana bajada dejando paso a una nitidez que permitía vislumbrar un par de siluetas sobre la cama.
Un par de mantas arropaban dos cuerpos desnudos, abrazados y durmientes. De vez en cuando cambiaban de posición, entre tiernos besos y suaves caricias. Una de las figuras enterraba su cabeza en el pecho de su compañera mientras inhalaba el olor que ésta desprendía. La mejor música de fondo que pudieron encontrar fue el latido de sus corazones que se aceleraba cada vez que sus bocas se aproximaban. Una de las manos dibujaba "te quieros" en una de las espaldas, la cual recibía los trazos gustosa entre escalofríos.
No fue así como lo imaginaron, no era el lugar ni el momento, pero de que era la persona indicada no había ninguna duda. Un extraño halo de perfección los envolvía. No había cabida para los problemas de la vida. Sólo existían ahora mismo el uno para el otro y el otro para el uno. Cuando la alarma puso fin a aquella primera vez, sus miradas únicamente supieron decir : "la primera de muchas otras"

domingo, 28 de abril de 2013

Surrealismo

La primavera ha llegado a mi vida en forma de paseo lluvioso por Madrid.
Es todo inaudito, incomprensible, increíble, impensable... y maravilloso. No quiero hacer más comentarios por miedo a gafarlo, pero aún me cuesta creerlo.
Los días se me hacen eternos, las horas se arrastran por el suelo y se agarran a mis tobillos mientras escribo. De vez en cuando levanto la vista y veo a las agujas de aquel reloj de pared detenerse.Con los ojos en blanco intento distraerme, pero mi mente se evade en tus recuerdos y el tiempo me apuñala en agonía.
Es curioso porque el tiempo y yo siempre fuimos aliados en este juego, pero ahora parece que se ha puesto en mi contra.
Me da lo mismo, hay nuevas variables con las que nunca había contado que están a mi lado, observando mi silenciosa desesperación por la rotación de la Tierra.
 No estoy acostumbrado a jugar en este campo, bajo unas reglas que yo no he escrito y un árbitro al que siempre he detestado, pero me veo obligado a poner el balón en el césped mientras bajo la cabeza en señal de sumisión, porque la llama se ha encendido, y aunque el riesgo de quemarse sea muy alto, estoy dispuesto a intentarlo.

domingo, 21 de abril de 2013

Entre la guerra y el mar

No hubo nadie en el reino capaz de consolarla.  Había estallado la guerra y su razón de existir se marchaba al frente, a luchar. Intentó disuadirle, pero su deber como hombre era defender a su rey.
Era una fría mañana de principios de año, donde la niebla y el gélido rocío reinaban por doquier. El basto océano que observaban de más jóvenes, antaño azul y espumoso, era ahora una inmensa masa de agua espesa y gris. Solo había sitio para el silencio en el muelle.
Entre estandartes y caballeros se dieron el último adiós. "Volveré antes de lo que piensas" le decía "No olvides que te quiero" le repetía, pero en el fondo ambos sabían que aquella cruenta guerra les separaría.
Los barcos zarparon y la gente se quedó observándolos hasta que desaparecieron por el horizonte, pero ella quiso subir a la montaña más alta para ver como su amado se desvanecía entre el cielo y el mar.
El tiempo fue pasando, las estaciones se fueron sucediendo y cuando quiso darse cuenta el invierno había llegado otra vez.
Su rutina era la misma. Todos los días se subía a la montaña para atisbar la línea del cielo en busca de algún indicio de retorno. ¿Quién sabe cuánto pudo llorar? ¿Quién contó las margaritas a las que preguntó? ¿Cuántos deseos fugaces se perdieron en el firmamento? El implacable tiempo pasaba y a nadie le importaba.
La guerra terminó y los barcos regresaron, pero nadie supo decirle acerca de su ser amado. "Hubo una fuerte tormenta" le decían "Hace meses que no le vemos" le repetían, pero ella negaba con la cabeza y con la mano se sostenía el corazón.
El tiempo siguió pasando y el reino se fue olvidando de aquella chica que se pasaba el día observando el mar desde lo alto.
"Prometo esperar a tu regreso..." se decía "Prometo esperarte siempre" se repetía, pero la vida seguía y el universo no se detenía, y aunque su mundo se paró aquella mañana de invierno ella siguió impasible en lo alto de aquel cerro.
Pocos son los que aún recuerdan aquella historia, menos son los que la vivieron, pero muchos se preguntan el por qué allá arriba, en la montaña, hay una estatua de piedra de una joven con la mirada puesta en el mar y el corazón en la lejanía.

jueves, 21 de marzo de 2013

Algo por lo que volver

Para cuando quiso darse cuenta la rutina le tenía sumido de nuevo en su fuerte abrazo. Los días pasaban sin pena ni gloria.Tal era su punto de aburrimiento que hasta deseaba que comenzaran las clases para distraerse con el temario y sus compañeros.
De las cosas más duras que tiene la soledad es el pasarse las tardes sentado frente al ordenador actualizando todas las redes sociales rascando en forma de comentario algún tipo de contacto con el mundo, pero nada, parecía como si el mundo no quisiese interactuar con él.
Para colmo de males los incipientes rayos de Sol caían cada vez con más fuerza sobre la fortaleza de hielo que se había ido esculpiendo durante el invierno. Las paredes goteaban y el gélido aroma de la insensibilidad abandonaba los pasillos de su palacio para escaparse por las ventanas hacia lugares más frescos. La primavera era imparable y las flores y el colorido estarían a partir de ahora a la orden del día.
Suspiró. El sábado estaría en contacto directo con esa naturaleza rebosante de vida, y por un lado estaba agradecido por poder desconectar de todo lo que la ciudad le transmitía, pero por otro sabía que aquel campamento se le haría muy cuesta arriba si no conseguía una razón por la que mereciera la pena regresar.
¿Algún evento especial? ¿Alguien especial? De momento nada de eso había, pero no perdía la esperanza. Le queda un día para encontrar algo por lo que volver.

domingo, 10 de marzo de 2013

La vida pirata, la vida mejor

Como buena muestra de bipolaridad, aquí viene una entrada en total oposición a la anterior. Si bien hablaba de pozos, de oscuridad y de rutina, ahora toca hablar de luz y de ríos de aguas claras y cristalinas.
A pesar de tener momentos malos, de estar neutro tirando a triste y de necesitar un gato negro al que achuchar, creo que tengo que distraerme y  ser fiel a eso de: "El scout sonríe y canta ante las dificultades".
Viendo el torrente inhóspito de emociones que me invade a lo largo del día creo que es mejor que me entretenga para así ganarle la batalla al tiempo y poder decir dentro de unas semanas "Vaya choto más grande yo pensando esas cosas." Ahora es el momento en que os preguntáis cómo demonios puedo vencer al imparable amigo. Muy sencillo y difícil de cumplir, como todo, manteniendo la cabeza despierta y ocupada.
De nada sirve hacer muchísimas cosas a lo largo del día si luego las noches van a estar llenas de suspiros y de malestar, por eso me voy a esforzar en cumplir todos mis objetivos para así alcanzar lo que viene siendo un nivel de felicidad decente.
Últimamente mi cerebro procesa mucho la palabra "karma". Las cosas que me suceden no me son tan ajenas del todo, simplemente pasa que antes las observaba desde el otro lado del campo, donde los palos casi ni se notan, Por eso me he propuesto, muy a lo serie americana, contentar al karma para que me devuelva todo lo que siembre o incluso más.
Voy a intentar ser agradable con todo el mundo, de esa forma el mundo será agradable conmigo. Sonreiré todos los días y así el mundo me sonreirá. Saludaré y me despediré al entrar y salir de las tiendas y quizá (sólo quizá, ojo xD) dejaré de ser tan criticón y meticuloso. Si quieres notar el cambio, anda distinto ¿no?
Entonces lo dicho, me paso a la vida pirata, que como todo el mundo sabe es la mejor, para que sin trabajar (pero estudiando) y bebiendo ron de vez en cuando pueda alcanzar en  mi corsario aquello que me espere en ése horizonte inalcanzable e inmenso.

jueves, 7 de marzo de 2013

Rutina en soledad

Me vuelvo a sumergir en el pozo de la amargura y para seros sinceros me cansa estar entrando y saliendo. Viendo como va el panorama casi prefiero ahogarme en sus aguas negras. La luz del Sol me quema en los ojos, vuestras risas me rompen los tímpanos y vuestra felicidad me apuñala por todas partes. Es envidia y rencor, los únicos sentimientos con los que me familiarizo últimamente.
Despertarse, desayunar, universidad, comer, siesta, gimnasio, estudiar, dormir, y así día, tras día, tras día, tras día. Se ha marchitado lo poco que me hacía feliz, así que inyección letal y a seguir con la vida.
Ya no sé en que creer, si esto es obra de un Dios, de un Karma o de un Destino, pero el caso es que no mejoro, no salgo a flote.
En el fondo donde más me duele es en el orgullo, porque sé que esto que siento ahora yo mismo lo he provocado en numerosas ocasiones, y como mínimo, me lo merezco.
Un "te jodes" por cada sonrisa que me arrancaste, un "te lo advertí" por cada vuelco del corazón y un "demasiado tarde" por la sensación de vacío que me dejas.
Quitarme los sentimientos, de verdad, que no los necesito.


-Pues ya se ha acabado el día de hoy...-

- Y ¿qué más da? Mañana empieza otro igual...-

miércoles, 27 de febrero de 2013

Ahora que te has ido

Recuerdo el día que viniste. Estábamos en la playa cuando Zaida llamó diciendo que su novio se había encontrado dos gatitos debajo de una rueda, uno naranja y otro negro. Una vez en Madrid te acogimos porque ella decía que eras el más débil de los dos, pero yo te tenía echado el ojo por ser un gato negro.
Eras  pequeño y  feo, como un murciélago enano que sólo come y duerme, y así comiendo y durmiendo te pasaste las primeras semanas, agarrando el biberón con tus patitas y observando el entorno con tus, por aquel entonces, ojos azules de cachorro.
El tiempo fue pasando y fuimos creciendo, digo fuimos porque el paso del tiempo no me dejó a un lado, sino que aquel preadolescente que te sostenía en una mano se fue convirtiendo en un chaval siniestro y narcisista que te fue adorando cada vez más. De aquel gatito tembloroso que maullaba pidiendo auxilio en cuanto le sacabas de la caja sólo quedó el biberón con el que te alimentábamos,  porque muy pronto te convertiste en toda una pantera, con su andar elegante, su pelaje negro azabache y sus ojos amarillos y penetrantes que se expresaban mejor que cualquier ser humano con su lenguaje.
Cuando aún se suponía que dormías con mi hermana, recuerdo que venías a mi habitación, a rascar en la puerta para que te abriera y meterte en mi cama con un ronroneo que te conseguía todo lo que querías. Siempre me llamó la atención este comportamiento tuyo, porque teniendo absolutamente toda la casa y sus habitantes a tu disposición, me elegías a mi para pasar la noche.
Ahora que te has ido, no dejo de pensar en todas esas siestas que has pasado sobre mi pecho o en mi cabeza, tocándome la mejilla con tu zarpa de felino y mordiéndome la nariz cada vez que me movía o te molestaba.
Me habrás arañazo todo lo arañable, me habrás mordido los cordones, los cascos, las fotos, los posters de mi habitación, te habrás dormido en toda mi ropa y yo te habré besado y achuchado hasta la saciedad, pero ahora que te has ido me doy cuenta de que no me ha parecido suficiente.
Han sido cinco días horrorosos, donde he tenido que convivir viendo como sufrías, como maullabas de dolor y como te tambaleabas, pero ahora por fin descansas en paz.
Ha sido todo tan repentino, tan rápido que aún creo que ni me he hecho a la idea de tu marcha. ¿Por qué te ha tenido que tocar a ti? Éramos tan parecidos, tan semejantes, que siento que ahora que te has ido una parte de mi se ha quedado contigo en la cama donde te dejé, tumbado a tu lado, acariciándote las orejas, mientras tú cierras los ojos y te pegas a mi cuerpo.
Siempre pensé que el día que te fueras lloraría mucho, pero creo que en este caso y tal y como me caracterizo, la razón vuelve a someter a mis sentimientos dejando las lágrimas para la noche, cuando me acurruque en la cama sin ti, viendo como el cielo llora la pérdida en forma de cristales de hielo.



















miércoles, 6 de febrero de 2013

Siempre listos para tolerar

Siempre he tenido la firme opinión de que entrar en el mundo de los scouts ha sido lo mejor que me ha podido pasar. Además de aprender un montón de cosas y de desarrollarme como persona, he conocido a muchísima gente que me ha ido ayudando a lo largo de mi vida de diversas maneras.
Quizá sea por eso por lo que me llamó tanto la atención un artículo que leí en la prensa el otro día.
Resulta que los scouts estadounidenses tenían pensado acabar con la política antigay que llevan utilizando desde que se fundaron hace unos 103 años. Días después hay otra noticia que cuenta cómo  pretenden aplazar esta decisión hasta mayo tras "una cuidadosa consideración". Para seros sinceros, imagino que las cosas en Yankeelandia, respecto a derechos sociales, no son como en Españistán, pero me alegro bastante de saber que somos mejores en eso.
Personalmente creo que el hecho de que te gusten los hombres o las mujeres no tiene por qué influir en ningún otro ámbito de tu vida que no sea el personal. Cualquier tipo de discriminación en este aspecto me parece absurda y poco práctica, pero bueno, también comprendo que en la vida hay muchos puntos de vista y que el mio no tiene por qué ser ni el mejor, ni el más recomendado.
Esto es algo que he ido aprendiendo principalmente en los scouts  y os contaré por qué:
Afortunadamente tengo la suerte de pertenecer a un grupo en el que hay gente con un modo de vida totalmente dispar al mío. Al principio chocábamos mucho, pero con el tiempo me parece hasta divertido e interesante comparar las diferencias y semejanzas que puede haber entre ellos y yo.
Centrándome en el ámbito de la enseñanza, y dentro de ésta, en los scouts, creo que es importante que coexistan diferentes tipos de personas. Veo hasta necesario que un niño o una niña  vea sin ningún tipo de problema que personas del mismo sexo se pueden enamorar, que alguien con dinero puede entablar amistad con otro alguien con un estilo de vida más precario, o que el hecho de vestir de negro, de chándal o de Zara no sea razón suficiente para no poder reír juntos jugando a un escondite.
Haciendo hincapié  a este último argumento, quiero destacar cómo de importante es la variedad, tanto en los scouts como forma de educación fuera de las aulas, como en cualquier colegio o instituto.
Cuanto más diferentes sean las personas que eduquen a los niños, más maneras de ver la vida tendrán y más preparados estarán para hacer frente a los problemas que ésta les depara.
En referencia a la homosexualidad, es algo que siempre ha existido y que siempre existirá, por mucho que la gente intente ocultarlo. Lo único que va cambiando con el tiempo es la forma de afrontar esta elección sexual. Me parece que, lejos de cualquier ideología, hay que tener en cuenta que antes de ser gays o lesbianas, son personas humanas que sienten y padecen, y que por tanto merecen el mismo respeto que se le dedica al resto del mundo. 
Como podréis imaginar tras haber leído lo que llevo escrito, estoy totalmente a favor de la presencia de homosexuales en los scouts, en las aulas y en cualquier sitio, y ya no sólo de homosexuales. Creo que sería importantísimo para el desarrollo de la sociedad que cohabitasen  personas de lo más asimétricas  las unas con las otras (católicos, musulmanes, judíos, gente de derechas, gente de izquierdas, góticos, pijos, canis, abogados, periodistas, médicos, ingenieros, inmigrantes...) porque no hay nada mejor para salir de la burbuja de nuestro modo de vida que conocer los modos de vida de los demás. 
Así que si el racismo se cura viajando, la intolerancia se combate con respeto que se adquiere abriendo horizontes.

lunes, 4 de febrero de 2013

Bloggers a gogó

Me vais a permitir que me aleje un poco de mi temática cotidiana para hacer una pequeña reflexión sobre algo que me ha pasado hace poco.
El otro día en la red social Twitter comencé a seguir a un chico que me llamó la atención por su nombre y por su blog, el cual me fascinó tanto que no dudé en agregarlo a mi lista de lecturas habituales. El caso es que a las pocas horas vi una mención de una chica argentina que decía que a ella no le gustaban los blogs sentimentales ya que a la gente normal le gusta reir más que escuchar, o en este caso leer, las penas de los demás. A partir de ahí comenzó un ir y venir de menciones argumentando los pros y los contras de los blogs, y a mí lo de discutir por Twitter me enerva bastante porque en 140 caracteres no me caben ni los buenos días. Por esta razón decido hacer una entrada personal en mi blog en defensa de lo que creo de manera que pueda explayarme a gusto.
Personalmente me gusta mucho encontrar que alguien a quien acabo de conocer tiene un blog, principalmente porque lo veo como una manera muy útil (y discreta) de saber más de esa persona, ya que normalmente los blogs son lugares donde la gente plasma sus pensamientos sin importarles lo que dirán o pensarán. 
Es muy cierto que hay personas que utilizan el blog como diario personal poniendo cada una de las vivencias que les ocurren a lo largo del día, todos sus amores y desamores y demás cosas que si te paras a pensar, no te interesan lo más mínimo, pero oye, nadie te obliga a tragar algo que no te importa, para eso ya tienes suficientes asignaturas en el bachillerato.
Si no te gusta lo que lees, no lo leas, es así de sencillo, pero me repatea que por el hecho de que a ti no te guste te veas en el derecho de afirmar que los blogs "sentimentales" o de temas "tristes" no deberían existir ya que dan mala fama a los blogs "divertidos" o "felices" como pueda ser el tuyo.
Hay tantos tipos de blogs como personas en el mundo y sinceramente me alegro de que haya blogs de todo tipo, porque creo que en la variedad está la felicidad y que de ser todos iguales la vida seria muy aburrida.
Blogs de pasteles, de historias de amor, de relatos eróticos, de fraudes de empresas. Blogs críticos, blogs de comedia, de tragedia. Blogs de matemáticas, de física o de literatura universal ¿Qué más da? Que todo el que pueda y quiera escriba sobre algo porque siempre habrá alguien que aprenda o se sienta identificado con aquello que has narrado.

miércoles, 16 de enero de 2013

Entre apuntes de psicología

Oh melancolía, novia silenciosa, 
íntima pareja del ayer. 
Oh melancolía, amante dichosa, 
siempre me arrebata tu placer. 
Oh melancolía, señora del tiempo, 
beso que retorna como el mar. 
Oh melancolía, rosa del aliento, 
dime quién me puede amar.


http://www.youtube.com/watch?v=MBMeGfaY-cA

sábado, 5 de enero de 2013

La noche mágica

Hoy es cinco de enero. Mejor dicho, hoy es la noche del cinco de enero. La mayoría de los hogares españoles se llenan esta noche de regalos para los más pequeños y no tan pequeños, y es que hoy es la famosa Noche de Reyes.
Bajaba yo la calle a altas horas de la madrugada, pensando en mis cosas y escuchando una de esas canciones que te acompañan el espíritu mientras caminas, cuando de repente he visto a un padre de familia sacar del maletero de su coche un montón de regalos envueltos en un horrible papel rosa.

"He descubierto tu escondite." le decía mentalmente mientras él dejaba los paquetes en el suelo y sacaba las llaves para abrir el portal de su casa. Para seros sincero, nunca me llegué a creer del todo lo de los reyes, y no porque fuese inteligente, sino porque creía una cosa más enrevesada todavía:
En mi portentosa imaginación veía a todos los padres de Madrid yendo a los centros comerciales y a las tiendas de juguetes, esa misma noche, a comprar todos y cada uno de los regalos que sus hijos previamente habían descrito. ¿Tiene eso más delito que creerse lo de que tres señores que vienen de Oriente entran en tu casa y te colman de obsequios basándose en un criterio de niño malo- niño bueno bastante injusto? Puede ser. Siempre me he caracterizado por tener la verdad en mis narices y retorcerla para hacerla más complicada.
El caso es que al llegar a casa, me he encontrado con que mis padres estaban despiertos encerrados en el salón envolviendo regalos. Esto último lo deduzco por el sonido de papel celo que se escuchaba, no por haberlo visto con estos ojos que me ha dado Dios. 
Ellos al escucharme entrar, han comenzado a guardarlo todo deprisa y corriendo, con ese miedo que caracteriza a los padres en ocasiones de ser descubiertos. Por mi parte he hecho lo de siempre, entrar en mi habitación, desnudarme, hacerle muecas al espejo, ponerme la camiseta de dormir, el pantalón del pijama y encender el ordenador. Después de un rato mis padres se han asomado a verme para decirme las típicas frases de padres: ¿Qué has hecho? ¿Dónde has estado? ¿Lo has pasado bien? ¿Quieres cenar? ¿Cuando vas a hacer algo productivo en tus vacaciones? etc etc, y yo les he ido contestando con las típicas frases de hijo: Nada. Por ahí, Seh. Seh. Mañana estudio fijo, etc etc
Cuando por fin se han dado cuenta de que mis ganas de hablar eran proporcionales a las de que me gritasen en el oído, han vuelto al salón a seguir con lo que estuvieran haciendo y yo me he vuelto a sumergir en mi mundo de Facebook, Twitter y Youtube. 
Revisando el quinto comentario en foto estaba yo cuando me he dado cuenta de la cara que tenía el hombre de los regalos de hacía un rato. Era una expresión totalmente sublime, una especie de sonrisa camuflada por el sigilo que dejaba entrever un perfectamente entendible: "Ya verás cuando se despierte mañana"
Luego volví a pensar en mis padres, ¿sería esa su cara al escondernos los regalos a mi hermana y a mi? De ser así les dedico un sonoro "Qué majos" mental mientras añoro lo que significaba la Noche de Reyes para el José Ángel de hace diez años.
Por todos los padres de España, en especial por los mios, por el señor del portal, por su hija y por el José Ángel de hace años, cogí mi cara de niño bueno y mis zapatillas Converse y me dirigí al salón a dejarlas debajo del árbol de Navidad ante la mirada estupefacta de mis padres, a los cuales les contesté a su "¿Qué haces?" con mi "Es que esta noche vienen los Reyes Magos y yo he sido muy bueno"