martes, 25 de diciembre de 2012

Hilo rojo

Lo que ahora mismo me dispongo a contar es algo que nunca antes me había pasado y mira que tengo vivencias para dar y regalar...
Todo empieza con mi madre y conmigo subiendo en el ascensor hablando sobre las pocas ganas que le tengo a la vida. Ella solamente decía: "Hijo pues si con diecinueve años no quieres comerte el mundo..." mientras yo me limitaba a bajar la cabeza y a remover las nubes negras que flotaban sobre mi cabeza.
El caso es que esa misma noche apareció algo que me hizo reaccionar. No sé explicarlo, pero el corazón se me agitó por dentro y mi alma cogió aire de nuevo. Fijaos si ese algo me resultó extraño y lejano que al principio lo encontré hasta desagradable, como la luz en las pupilas de alguien que lleva muchos años encerrado.
Por azares del tiempo me encontré con ese hilo bermellón  que conecta personas y corazones, que te lleva a esos seres por los que merece la pena luchar en la vida, esos llamados amigos o algos,residiendo en este algo en concreto la oportunidad de encontrarme tirando de la cuerda o en cortarla y que ambos nos sumamos en la oscuridad del mundo.

martes, 4 de diciembre de 2012

Plof

Hoy sin venir a cuento me ha dado el bajón. Ha sido repentino, en casa, sin razón aparente. Plof.
Me considero una persona neutra en cuanto a sentimientos. Es muy raro que me sienta feliz y cuando ocurre se me pasa muy deprisa. "Pues vaya asco de vida ¿no?" pensareis algunos. Puede ser, pero tampoco suelo estar triste con lo cual, ¿no lo compensa? Simplemente me dedico a eso, a existir.
Cuando hay razones para reír  río, y cuando las hay para llorar, lloro, pero el tema es que hoy, así sin avisar, me he visto por los suelos arrastrándome para ir a comer.
Y os preguntareis: y eso, ¿por qué? Muy sencillo. Es por un poco de aquello que siempre digo que no necesito, por una pizca de lo otro que se suponía que tenía y por un todo mezclado de ingredientes nefastos.
Parece que últimamente todo me incita a pensar que quizás ciertos cambios en mi estilo de vida me vendrían bien para intentar ver el mundo con otros colores distintos al gris.
Confiando en que la vida sea un conjunto de altibajos, espero ahora estar triste y mañana estar radiante de alegría para continuar este viaje que aún no sé como leches acabar.

martes, 23 de octubre de 2012

Ni que hubiese llegado el otoño...

 La niebla se despierta antes que la ciudad mientras a lo largo del día las nubes deciden quedarse en el cielo observando la vida cotidiana de las personas. Las calefacciones comienzan a encenderse para que las duchas mañaneras no sean tan desagradables y templen los espíritus decaídos.
Todos los días miro a través del cristal de mi ventana el despertar de la ciudad. Ahora que madrugo recuerdo sensaciones pasadas que la verdad echaba de menos, como despertarse mucho antes de la hora y volverse a dormir, o reflejarse en el espejo antes de salir de casa y  mirar desafiante al día que comienza.
Envidiar al gato porque se queda durmiendo calentito en tu pijama. Elegir la canción apropiada para el trayecto hasta la universidad y caminar de noche por un barrio aún somnoliento. Caer en la rutina de despertarse, ducharse, vestirse y desayunar, para llegar a casa comer y echarse la siesta.
Al principio cuesta someter al tiempo, pero cuando lo consigues va pasando deprisa. Para cuando quieres darte cuenta ya se le han acabado las hojas al calendario y mientras suspiras buscando una bufanda y un paraguas que te salve de la lluvia, reflexionas, muy a tu pesar, de la causa de ese agujero negro que se hunde en tu interior.
Supongamos que te sientes igual, que la rutina y el frío han hecho mella en tu corazón, y que quisieras compartir paraguas conmigo, para no sentirnos tan solos...



viernes, 31 de agosto de 2012

Hoy la señorita es amistad...

... y me acaricia finamente el corazón con su más delgado pétalo de hielo.

martes, 14 de agosto de 2012

La arquitectura del periodismo

Aquella mañana de cuarenta y dos de marzo, la ciudad de Madrid amanecía bajo un maravilloso cielo verde pastel. Un frente frío entraba por el Oeste en forma de nubarrones rosados que indicaban que dentro de unos pocos días jarrearía agua de una manera sin igual.
Los pocos ciudadanos que podían permitírselo se dirigían a sus trabajos caminando alegremente mientras observaban a los demás desplazarse por el cielo con una gracia sólo comparable a la capacidad de evasión de miradas soberbias provenientes de cuerpos pegados al suelo.
La crisis no dejaba títere con cabeza, y así como la panadería de don Jacinto y la ferretería de Paquita pasaban su mejor racha, el Banco Regional “Caja de gastos” se había visto obligado a prescindir del 90% de todos sus altos cargos para poder mantener las obras sociales en las que participaba.
“Son tiempos difíciles” argumentaba doña Inés Gómez, asistente de limpieza de la institución bancaria, en el comunicado de prensa mientras peinaba su melena cobriza con un cepillo de oro puro.
Al otro lado de la ciudad una pareja de homosexuales católicos descubría como su hijo había pasado la noche con una vecina, haciendo oídos sordos a las terribles cosas que sus padres y su religión le habían contado acerca de la heterosexualidad.
El chaval había sido encontrado abrazado a su amante en un pequeño sótano de la residencia de la familia por el servicio de la casa, un norteamericano que no habla bien el idioma y su gato llamado Spyke.
Justo en esa misma calle, en un bloque de pisos construidos a principios de la década, con el boom del ladrillo, un chico de diecinueve años recién cumplidos disfrutaba de un flan de huevo sobre la mesa redonda de la cocina.
-Ha pasado mucho tiempo- dijo una voz femenina a sus espaldas.
-Eso parece- contestó el chico sin desatender a su postre
-¿Por qué sigo estando aquí?-
-No lo sé. No lo hago aposta créeme. ¿Quieres un poco de flan?- ofreció un asiento a su lado y un tenedor
-Si, gracias.- ella se sentó y agarró el cubierto con la mano derecha. - ¿Por qué yo con un tenedor?
El chico hundió su cuchara en la base azul claro del flan y contestó:
-Por que creo que es lo mejor.-
Ella bufó y le echó una charla de ciento treinta y dos mil segundos sobre lo que él considerase correcto, sobre lo imbecil que le parecia y sobre lo merecido que lo tenía todo.
"Han sido los ciento treinta y dos mil segundos de desahogo más placenteros de los últimos seis meses" pensaba ella mientras jadeaba para recuperar aire.
Él se limitó a sonreir.
-¿Sabes? En el fondo me alegro mucho de que, al menos, estés aquí, y eso es algo que a mi Yo consciente le va a costar entender.-
-Eres gilipollas.-
-¿Quieres algo de beber?-
-Si, por favor.-

Quizá en una ciudad real, con una ola de calor real, un chico real se despierte empapado en sudor y preguntándose que cojones va mal en su cabeza para soñar cosas así.

martes, 26 de junio de 2012

Brisas veraniegas

Una de las únicas cosas que me gustan del verano es la brisa fresca que entra por mi ventana por las noches. No es muy fría, pero reconforta y refrigera el cuerpo. Es maravilloso sacar la cabeza y observar el panorama nocturno de tu ciudad.
Mi calle esta en silencio. No pasan coches. No pasea gente. De vez en cuando esa brisa veraniega mece  los arboles creando una agradable melodia de hojas que danzan al unísono.
El viento me trae olores y con ellos recuerdos. Me ofrece el olor a suavizante de la ropa tendida de la vecina de enfrente, o el olor a mojado de las nubes que descargan lluvia no muy lejos de aquí. Me devuelve el olor a ciudad, a contaminación, a casa, al hogar.
La noche es el momento en el cual creo que el ser humano es mas débil, más vulnerable. Tumbados en la cama, esperando a que Morfeo nos envuelva en su hechizo, nuestra mente baja la guardia y nuestros sentimientos toman el control del cuerpo y de la mente. Todos hemos tenido noches de insomnio en las cuales el dar vueltas en la cama venía acompañado de pensamientos subidos de tono propiciados por una temperatura demasiado elevada, o por el contrario hemos sido victimas de las malas pasadas del corazón al dibujar inconscientemente su esbelta figura a tu lado entre las sabanas.
Durante la noche se hacen las cosas mas estúpidas, se cuentan los secretos mas ocultos amparados por la confianza que nos ofrece la oscuridad, pero sobre todo se hacen realidad los verdaderos deseos durante las horas de sueño.
Quizas sea casualidad que hoy el viento me haya traido tu olor, o quizas sea ironia el hecho de que te paseas por mi subconsciente mas incluso de lo que me atreveria a admitir, pero por las noches, cuando mi ser consciente baja la guardia, el corazón gana siempre a la razon y te materializas a mi lado hasta que sale el Sol.

viernes, 4 de mayo de 2012

Recuerda

Fuera llueve. Pensamientos tan banales como ese me recorren la mente mientras, tumbado boca arriba en la cama, busco figuras en el techo. Escucho a las gotas chocando contra el cristal y al viento susurrar mi nombre con su incesante ulular. 
Parece que escampa.
Mi interior se esfuerza para mantener cerca el sonido de la lluvia, pero poco a poco se desvanece hasta ser solo un recuerdo...
Uno de tantos que pueblan mi raciocinio.
Son muy curiosos los recuerdos porque son como las ilusiones, de ellos no se vive, pero sin ellos sucumbiriamos
Si te aferras al pasado te pierdes el presente y te distraes del futuro. Es algo básico que deberian enseñarnos desde pequeños. Los recuerdos son fuertes armas de guerra, que duelen como cuchillas o que alivian como caricias, todo depende de las intenciones. Unos recuerdos advierten, otros enseñan y otros martirizan. Curiosos son los recuerdos que mantienen con vida los rostros de aquellos que en su dia nos fueron allegados, y curiosos los recuerdos que se distorsionan para crear nuestra idílica e inalcanzable realidad imaginaria.
El poder de la mente no tiene fin, ni tampoco escrúpulos. El pensamiento domina a las emociones a través de los recuerdos guardados en el almacén del cerebro, protegido por el cráneo y custodiado por la mirada.
Mis ojos se cierran y mi cuerpo me pide descanso, pero mientras relajo mis músculos me pregunto durante cuánto tiempo más mis recuerdos alimentarán nuestra moribunda amistad.

martes, 1 de mayo de 2012

En verano parece como si no pasara el tiempo....

El verano madrileño se caracteriza por ser caluroso hasta decir basta. El sol achicharra en horas puntas y la luna solo enfría en las noches de viento. A las tres y media de la tarde, después de comer y en pleno mes de agosto, una azotea poblada por plantas de grandes macetas era testigo de las conversaciones filosóficas entre un Él balanceándose en un columpio y una Ella tumbada al sol.

-Dime un chico que te parezca guapo.- murmuró Ella mientras tumbada boca abajo alternaba el movimiento de piernas.
-Yo.- murmuró Él sin levantar la vista del periódico del día que hojeaba.
-Joder nosotros no valemos, sino nadie tendría una oportunidad.-
-Entonces...- frunció el ceño mientras  mordía su labio inferior.- No sabría que decirte, todos tienen sus imperfecciones...
-No podría estar más de acuerdo...- reía Ella mientras se daba la vuelta.

La tarde continuaba pasando. Las manecillas del reloj de la pared iban realizando su perfecto recorrido y la pareja no variaba su posición. Con la mirada perdida  seguía balanceándose lentamente, marcando los segundos que pasaban con un leve chirrido de metales faltos de aceite.

-Que bonito es Madrid...-
-Que dices, en cuanto pueda me iré a vivir al campo o a la costa.- dijo Ella mientras cambiaba de postura
-Y será verdad, ¿y qué pasará con nosotros?.- se quejó el chico
-Nada, porque te vendrás conmigo. ¿Te imaginas la de risas que nos echaríamos viviendo juntos?.-
-Acabaríamos a ostias.-
-No creo. Nosotros no. Anda deja ya el ruidito y échame crema en la espalda, que me estas poniendo negra.
Él se levantó y se quedó en cuclillas junto a Ella.
-¿Negra? Se te pondría el culo zumbón.-
-Puto pato.- rió

Una nube, grande, blanca y esponjosa tapaba el sol hasta nuevo aviso.
-Joder me estoy quedando helada.- Ella se levantó y se cubrió con un pequeño chal  a la vez que se sentaba en el columpio.- Es irse el sol y te quedas fría, ¿No hay nada de beber?
-Que va, no hemos subido nada.-
-Tendré que bajar, ahora vuelvo.- se levantó y caminó descalza hasta la puerta que daba a las escaleras.
Él se recostó en el columpio y comenzó a leer el periódico del día, Ella no tardó en subir para tumbarse boca abajo en la toalla mientras alternaba el movimiento de piernas.
-Dime un chico que te parezca guapo.-
-Yo.- contestó Él sin levantar la vista del periódico que hojeaba.

domingo, 15 de abril de 2012

En lo profundo del bosque

El bosque a las afueras de la ciudad es el lugar perfecto para pasar los domingos. Árboles frondosos, caminos para perderse y arroyos a los que escuchar. En otoño se tiñe de dorado para después cubrir el suelo con un manto de hojas marchitas, pero donde verdaderamente reside su encanto, es en la explosión primaveral que sigue a un invierno suave y distraído.
El bosque es una bocanada de aire fresco y mentolado que despeja las fosas nasales e hincha los pulmones de un aire puro e inocente, virginal de los efluvios tóxicos de la civilización contemporánea. Es la mejor banda sonora de la naturaleza, con sus pájaros silvestres y sus ciervos en celo, con el crujir de las ramas y el mecer de las hojas al viento. Es un lugar de relajación del cuerpo y la mente, de los sentidos, del alma.
Pero, en lo más profundo, pasando la arboleda y cruzando el puente romano, se encuentra un árbol peculiar, un árbol imponente y ennegrecido que preside el centro del bosque con sus ramas retorcidas y desnudas.
Dicen que está maldito, que lo embrujó un demonio malvado envidioso de su esplendida belleza, pero en realidad su maldición es fruto de la Historia, ya que la Santa Inquisición colgaba y quemaba herejes en sus raíces. Cuentan que la sangre de los paganos regaba el suelo y que el árbol bebía sediento hasta la última gota. Cuentan que los gritos agonizantes de los condenados se guardaron en el tronco y que ahora se pueden escuchar si agudizas el oído. Cuentan que los cadáveres se incineraron tan cerca del árbol, que el humo negro calcinó la madera y otorgó un aroma a azufre y carbones digno del mismísimo Infierno.
Pero lo más inquietante es que el árbol sigue despierto y en busca de vidas que seguir arrebatando, por eso cuando algún caminante, desdichado y perdido, se tumba en su lecho para descansar, le absorbe lentamente la vida hasta que pasa a formar parte del macabro abono que lo alimentará para toda la eternidad.

lunes, 9 de abril de 2012

Justicia para todos

Todo está oscuro. No puedo diferenciar cuando amanece o anochece, vivo entre tinieblas. Ya no distingo ni el tiempo ni el espacio, sólo se que la pared está fría y que mi cuerpo tiembla tras los jirones de ropa que me quedan. Estoy preso por ley, me siento solo por dentro. No veo el sol, no veo la luna, ni siquiera escucho la lluvia ni el olor a primavera. La única brisa que percibo es la que provoca el aleteo de los murciélagos, que duermen sobre mi cabeza y aturden mis sentidos con sus chillidos. Los grilletes me hacen daño y la sangre se coagula en mis muñecas. Las heridas no se curan, no cicatrizan, ni las físicas ni las del alma. He sido vejado, humillado, reducido a polvo. He sido tratado como el peor de los villanos, se han olvidado de mi condición de ser humano y no reparan en el hecho de que respiro y padezco como ellos. Que Dios me perdone, pero deseo morir. La muerte es la única respuesta tras la pérdida de humanidad de mis carceleros. El mundo ha perdido su color, mis ganas de vivir han sucumbido tras las llamas de la crueldad y los mordiscos de las ratas. Ya no me queda esperanza sólo desesperación. La comida no sabe a nada, arena insípida con trozos de muerto. Nadie me habla, nadie se ríe, nada se escucha, sólo vacío y oscuridad. Oscuridad y pena, la pena de mi llanto que rebota contra las rocas y me es devuelto como el lamento de un fantasma, algo incorpóreo que arrastra sus cadenas para escuchar algo más que su propia soledad.
Si la pena por amar es esta, el mundo está podrido.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Realidades de la vida

"Nunca te fíes de las cosas que no puedes controlar" me susurrabas al oído mientras dibujabas en mi espalda. La primavera ha venido fría, ella que siempre hacía alarde de esplendor colorido y perfumes embriagantes. La primavera, como mujer que es, ha venido vengativa y rencorosa, con vientos afilados y nieves inesperadas. Pasamos de mangas cortas a chaquetas gruesas, eso sí, el frío  consigue que nadie se acuerde ni de las alergias ni de las sequías. Con los tiempos que corren, ya te habrás dado cuenta de que tus padres han vuelto a encender la calefacción de la casa o quizá te hayan puesto un par de mantas más, pero hoy dormirás calentito/a y arrebujado/a sin tener que mover un dedo. Con los tiempos que corren es difícil encontrar trabajo, pero esa realidad te resulta ajena, te queda como de lejos ¿no? Siempre vas a tener un plato caliente y una ducha jabonosa que te recuerden que tampoco vives tan mal.
El otro día pasé por delante de un supermercado y me llamó mucho la atención la cantidad de gente que había esperando en la puerta. ¿Por qué? Para rebuscar entre los cubos de basura un poco de comida, la cual con suerte no estará en tan mal estado. Esta realidad no es nueva, no os descubro América con mis palabras, pero lo que de verdad me llamó la atención y con lo que de verdad se me cayó el alma fue con que no todos eran vagabundos y sin techo que quizá por su mala suerte o por sus malos vicios hayan acabado allí, sino que había gente de a pie, gente coloquial, gente con la que yo llevo toda la vida conviviendo, gente que podrían ser mis vecinos, o los tuyos...
Imagina a tu vecina del tercero, con sus rulos y sus zapatillas de felpa, rebuscando en un cubo de basura, o al padre de un compañero de clase, peleándose por una caja de carne mohosa... Son realidades que duelen y que no están tan lejos de nosotros. Las crisis son incontrolables, inevitables, pero... ¿previsibles? La previsión es una cualidad que nos otorga lo cíclico y  puede dar paso a una preparación,un  refuerzo a los elementos más vulnerables en una sociedad  ante cualquier holocausto económico, algo que al parecere en este país, ni los de rojo ni los de azul, saben hacer.
"Nunca te fíes de las cosas que no puedes controlar" me susurrabas al oído mientras dibujabas en mi espalda. Y yo afirmé sonriendo y dejándome llevar por las sensaciones.

jueves, 1 de marzo de 2012

Olor a mojado

Mientras paseabas al perro tras volver de la universidad la lluvia te sorprendió. Al principio eran pequeñas gotas que caían en lugares dispersos de la acera, pero luego llovía con tanta intensidad que el no ponerse a cubierto era una verdadera locura. Cuando quisiste refugiarte bajo el balcón más cercano estabas totalmente empapado y despeinado, por no hablar de que las gotas de agua habían calado tu ropa y se deslizaban por tu espalda.
Hacía mucho que en Madrid no llovía. Los niveles de contaminación en el ambiente estaban empezando a ser preocupantes, pero es lo que tiene vivir en una gran ciudad.
Miras al cielo y, para tu sorpresa, descubres que no esta encapotado del todo. Muchos claros violetas se dejan ver entre unas nubes plateadas que se deslizan por la cúpula celestial empujadas por el viento.
"Que estampa tan bonita" Te da por pensar mientras te rascas la nariz con el dedo índice.
Todo parece calmarse. Por un momento el mundo ha dejado de moverse para que tú pudieras suspirar y llenar tus pulmones de un aire cálido y húmedo que trae consigo una fragancia embriagadora a tierra mojada.
Los coches te deslumbran con sus miradas cegadoras y pareces entender, resignado, que tus pies han vuelto a la Tierra.
"Algún día echaré a volar, y lo haré tan alto y a tanta distancia que me mirareis desde abajo envidiando mi extrema libertad"
¿Qué son las promesas? Nada, papel mojado. ¿Qué son tus propias promesas? Nada, destellos de tus sueños incumplidos. ¿Hacia donde te diriges? Lo desconozco, pero olerá siempre a mojado.