martes, 31 de mayo de 2011

Balas de plata

Lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a matar. Son muchas las victimas que han caído bajo esas garras afiladas, bajo el potente zarpazo de su furia lunar. Han decidido acabar con su vida, la mayoría piensa que se lo merece, otros nos decantamos por el escepticismo. Llevamos persiguiéndole mucho tiempo, se esconde bien, pero va dejando un rastro de sangre, muerte y dolor a su paso.
Maldita la maldición que le consume una vez al mes, que no le permite apreciar la belleza de la noche ni sentir con plena libertad, maldito el lobo que le mordió y malditos según tú los que pretenden acribillarlo a balazos.
La última vez que hablemos te vi llena de decisión, pero a la vez de dudas y de miedo ante un futuro incierto. Me temo que no puedo ayudarte tan fielmente como lo están haciendo otros pero sí puedo brindarte mi apoyo e intentar comprenderte. Quizá sea por eso por lo que acompaño a este destacamento de matalobos, para poder darte tiempo en tu tarea de purificar a la bestia.
La noche es fría y los muchachos están inquietos. Agazapados entre los arbustos suspiran aferrados a sus fusiles, han perdido mucho y solo desean acabar con él.
Le van a tender una emboscada ahora que el cielo se ha nublado. En un intento por despistarnos, se ha refugiado en un caseron que parece abandonado, supongo que ahora fuera del influjo de la luna, nada queda de aquel feroz monstruo sino solo un pobre muchacho de menos de veinte años que se retuerce asustado en la oscuridad.
Esta será nuestra última oportunidad. Deprisa y sin mirar atrás corremos de la mano por el bosque ocultándonos de las miradas acusadoras a las que ya estas acostumbrada. No pueden descubrirnos, ha de ser rápido.
Entramos en la casa rompiendo una ventana, huele tremendamente a húmedo y a abandonado. Estas inquieta, buscándole con la mirada y llamándole con el corazón. Nos separamos para cubrir más terreno.
Perdona si voy con el revolver en alto, pero no confío en su inestabilidad ya me conoces. Inspecciono la alcoba en la que me encuentro: hay arañazos por las paredes y restos de sangre allá por donde mire, las cortinas están rasgadas y la tarima esta hecha trizas pero solo tengo cabeza para preguntarme una y otra vez que diablos hacemos aquí. Algo parece moverse en la habitación de al lado, algo se arrastra por el suelo, gruñendo y sollozando.
Al entrar te veo contra la pared mientras señalas a un bulto que se retuerce en el suelo. No me ha dado tiempo a reaccionar cuando ya estabas a su lado acariciandole cariñosamente y susurrandole palabras de calma. Me hubiera encantado parar el tiempo en el instante de tu sonrisa pero una bala rompió el cristal y el encanto del momento, seguida de otra que chocó contra un florero. Ha llegado el momento, la hora de separarnos, yo les distraigo ¿vale?
Te ayudo a incorporarle mientras te planifico la escapada ¿Todo lo tengo que hacer yo? Anda corre, vuela, lucha por defender su humanidad y sobre todo ten muchisimo cuidado, ya sabes a lo que me refiero.

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