Un sonido silbante y siniestro que suena en el silencio de la selva cuando el canto de los pájaros y demás ruidos selváticos han sido mitigados por el sueño de la noche. Dicen que es una sombra la que silba, que es la triste canción de un espíritu errante, pero nadie se ha atrevido a reptar hasta el lugar donde dicen que mora para comprobar con exactitud lo que las lenguas hablan.
Los primeros rayos de sol revelan la figura de una dama de vestido ondulante cuyos cabellos sisean y se arrastran por las ramas. Una mujer de ojos amarillos y mirada petrificante, de piel escamosa y lengua bífida, que toca una flauta de madera mientras que con los pies capta el compás que le marca una naturaleza sin dueño y que, indómita y salvaje, se abre paso hasta el amanecer.
Buenos días, solo quería comentar que esta entrada me ha gustado y que me gustaría leer más pero que me echa hacia atrás el color de las letras (azul oscuro sobre negro), que no anima a la lectura. También recomendar la opción para que se pueda comentar en anónimo.
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