lunes, 1 de marzo de 2010

Días soleados y otros cuentos

A las dos de la tarde, los chicos del instituto Fortuny terminan hambrientos su jornada escolar, y se reunen a la salida para encenderse un cigarro y comentar las anécdotas que han ido surgiendo a lo largo del día.
Pronto la calle se llena de gritos de adolescentes hormonados, a pesar de la intensa oleada de lluvias que azotaba Madrid que parecía incapaz de acabar con la vitalidad de los jóvenes.
De repente, algo captó la atención de los estudiantes, de los vecinos de los bloques cercanos, del profesor de economía que arrancaba su Ford azul metalizado, y del golden retriever que olisqueaba la acera:
Unos tímidos rayos de Sol se asomaban entre las nubes grises que encapotaban el cielo madrileño, iluminando la calle, los árboles y traspasando la asfixiante columna de humo de pitillo, dando de lleno en las retinas de los chavales que no daban crédito a la presencia del Astro Rey.
Un chico también observaba la repentina explosión de luz, pero no con asombro, si no con tristeza, porque sabía que a unas cuantas paradas en la línea cinco, una chica miraba el cielo sobrecogida, preguntándose como él, cuando volvería a nublarse para poder continuar soñando...





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