domingo, 23 de mayo de 2010

Ella

Mayo comenzaba ya a revelar su verdadera identidad. Las temperaturas subían hasta tal punto que en un abrir y cerrar de ojos pasamos de llevar abrigo y bufandas a pantalones y camisetas cortas.
El Sol golpeaba con fuerza en las calles de Madrid, orgulloso de estar solo en el cielo.
Esa tarde había demasiado ruido por las calles de Tribunal, quizás por los aficionados del Bayern y del Inter que se habían visto obligados a matar las horas previas al partido en los bares cercanos al Bernabéu y que entonaban sus cánticos futbolísticos a pleno pulmón.
Recuerdo muy bien el bullicio de la calle, ya que gracias a el, pude desviar la mirada de los ojos del televisor para mirarla a Ella.
Ella estaba sentada en un sillón azul, cruzada elegantemente de piernas, jugando con los hielos de su copa.
Ella no prestaba atención a nadie, solo se esforzaba en intentar escuchar una canción que sonaba por los altavoces de la repisa.
"No body said it was easy"... Nunca fuí oyente de Máxima FM pero era obvio que aquella cancíon significaba algo para Ella.
Llevo muchos años ya con Ella y la conozco perfectamente: Se todo sobre Ella, se cuando Ella está triste o contenta, se cuando sonrie y porqué sonrie y se cuando llora y porqué llora.
Que le voy a hacer, he vivido muchas cosas con Ella, desde recorrernos los pueblos pirenaicos hasta el día que me presentó a Moncho, la guerrera africana, pasando por la época en la que le hablaba a las cáscaras de fruta.
Asi que como no iba a detectar la más mínima pizca de melancolía en sus ojos si practiamente nos hemos criado juntos.
En nuestras antiguas fechorias andaba yo pensando cuando ví que se levantaba y dejaba el vaso de cristal en la mesa, dirigiendose a una de las terrazas del céntrico apartamento para asomarse y apreciar la belleza de aquel barrio madrileño.
El Sol curioso, acercó uno de sus rayos a su pelo castaño claro, intensificando el brillo de su cabello que bailaba grácilmente mecido por el viento primaveral.
Miraba al horizonte, perdida en sus recuerdos, soñando con sus sueños y abrazandolo a Él en su mente.
Me gustaría que supiera que aunque a veces se sienta sola, Ella nunca lo estará porque siempre puede contar conmigo, con su Sombra, y que me avise si puede deshacerse de ella, para cambiarme de oficio y manipular otra cosa.
Me hubiera acercado para decirle cualquier cosa, pero su móvil sonó y al descolgar y comenzar a hablar, recuperó la sonrisa y la vitalidad que siempre tanto me ha gustado ver en ella, asique decidí no molestarla y retrocedi hasta mi posición original.

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