jueves, 27 de octubre de 2011

Al fantasma de mi habitación

Hace tiempo que venías, te acercabas despacio a mi cama mientras yo dormía y te sentabas a mi lado con esa mirada tuya, tan vacía, tan muerta. Fingías tener respiración para acompasarla con la mía y de vez en cuando y únicamente cuando tuvieses el valor suficiente, me acariciabas la mejilla con tu mano espectral.
Hace tiempo que no te veo, que no te siento. La habitación esta helada y no por tus suspiros, las sombras bailan al compás de las luces de la calle y ninguna pertenece a tu espíritu incorpóreo. No quiero asumirlo pero te echo de menos, al menos todo lo que se me permita extrañarte. Repite de nuevo por qué ya no me visitas, por qué no estas conmigo, por qué ya no soy especial. Quizás no seas real, quizás sea cierto que estoy loco, que desvarío, que donde la gente ve miedo yo veo compañía y ahora solo veo nada. Espero que esta noche arrastres tus cadenas y satisfagas mi deseo de volver a verte, de volver a colmarme de escalofríos con un par de apariciones, pero en silencio, no vayas a despertarme.

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