jueves, 27 de enero de 2011

I still try to be human

¿Quieres jugar conmigo? Pero a nada de fútbol ni de deportes, algo sentado y tranquilo, donde podamos dejar volar la imaginación porque la realidad es aburrida y repetitiva. ¿Verdad?
Quisiera viajar por el mundo, por la Vía Láctea, por el Universo, por su inmensidad, por su negrura, me gusta el negro ¿sabes?, mucho. Es tranquilo, elegante, sofisticado, siniestro y respetuoso ( o por lo menos, todo lo respetuoso que puede llegar a ser un color...)
Odio la filosofía, la hipocresía, el fascismo y (en pequeñas cantidades) la felicidad que no se merece, pero por otro lado adoro las gominolas, los gatos y el metal sinfónico.
¿Quieres seguir jugando conmigo? Me agrada tu compañía de la misma manera que me gusta dormir hasta tarde, leer cuentos fantásticos o bañar mi mente en música que merezca la pena ser escuchada. ¿Cómo? Repite que no te he oído, habla más alto, con confianza. ¿Qué cual es el criterio que utilizo para decidir quien se merece que cosa? El mío por supuesto, aquí la gente decide lo que es bueno y lo que es malo partiendo del egoismo y la egolatría propias del ser humano, ¿Por qué iba a actuar yo diferente?
No, no, andas muy equivocada. La Humanidad tiende a ser igual, como los límites de una función que es continua y derivable. Pensaremos y vestiremos distinto, pero a la hora de distinguir entre Dios y Satán todos elegimos la mezcla homogénea y la satisfacción malévola que nos otorga el sufrimiento ajeno.
Luego claro, está la gente que asume la parte de maldad de la que se compone su alma y la que la oculta bajo crucifijos, escapularios o coronas de falsa inocencia.
Vaya, estás triste, te lo noto, ¿Te aburres acaso? Es este aura de decadencia que nos rodea ¿me equivoco? Si, debe ser eso lo que te asfixia y consume por dentro, pero déjame preguntarte, ¿Esperabas otra cosa? ¿No te hablaron antes de nosotros? ¿No te advirtieron? Vaya...yo creí que si...

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